El pasado miércoles 4 de Diciembre tuvo lugar en Madrid, organizado por el INAP y en su sede, el «I Foro: Intraemprendizaje en la Administración Pública«, y que llevaba por subtítulo «El papel de las nuevas tecnologías en la formación». En el transcurso del mismo, se presentó también el «Ecosistema social y de conocimiento del INAP«.
Acudí a este evento atraído por los ponentes que iban a participar, pues prácticamente los conocía a todos, a unos de forma virtual y a otros personalmente, por haber compartido con ellos preocupaciones y proyectos relacionados con la mejora del servicio público. Con una parte importante de estos profesionales tuve el privilegio de participar en la elaboración del compromiso del innovador público, del que por cierto Miguel de Bas habló en la Jornada y que te invito a suscribir si estás de acuerdo, claro, con los principios que en él se expresan.
Otra de las razones que me impulsó a viajar de forma casi improvisada a Madrid, fue también estar presente en la «puesta de largo» de uno de los pilares que sustentan el nuevo INAP. Efectivamente, ese Instituto, referencia de la formación de los empleados públicos españoles, de cualquiera de los niveles de administración, está haciendo un giro de 180 grados que merece todo nuestro apoyo. Estamos pasando de un viejo INAP, anquilosado en su estructura y centrado en una formación tradicional, a una dinámica organización que ha vuelto la mirada al aprendizaje del empleado público y a la mejora del servicio al ciudadano. De una Institución cerrada en sí misma, a una casa con las puertas y ventanas abiertas (las físicas y las virtuales) a la sociedad en general. Una prueba palpable de lo que digo es que en el propio foro, tanto en las mesas como en los asistentes, convivimos empleados públicos con profesionales del ámbito privado.
Se trata además de un cambio nada improvisado, pues se sustenta en una rigurosa planificación de la que, poco a poco, van cumpliéndose los hitos que tiene establecidos. Lo importante ahora, a la vez que se avanza, es ir consolidando esos cambios. Por todo ello quiero felicitar públicamente a dos de sus partícipes, Manuel Arenilla, director del Instituto y Juan Carlos González, responsable de los programas formativos de administración local, grandes intraemprendedores, protagonistas de este cambio, aunque no quiero olvidarme de las personas y equipos que, con toda seguridad, están detrás de ellos.
A lo largo de la jornada, salieron a la luz algunas de las iniciativas que hay en el ámbito público, unas más modestas, otras más nuevas, las que ya llevan muchos años junto a las individuales; las que saldrán adelante por la posición de poder de quien las defiende, junto a las que, por desgracia, quedarán en la parcela casi personal por la falta de apoyo de sus organizaciones. No quiero nombrar a nadie en particular, pues seguro que soy injusto olvidándome de algunas iniciativas. Por eso, y si os preocupa lo público, os invito a que veáis la grabación con las intervenciones que el INAP colgará de su página web.
Hubo alguna voz crítica desde el público, en el sentido de que se empezaba por el tejado, y que este Foro llegaba con una década de retraso, reivindicando la innovación y el intraemprendizaje casi como exclusivo del sector privado. No puedo estar más en desacuerdo con ello y así lo expresé a través de twitter. Hay muchos, demasiados ejemplos en los que apoyarse para indicar servicios eficaces en uno y otro sector, así como otros casos deleznables a los que no escapa, por desgracia, la empresa privada. Que no se nos olvide que todos y todas formamos también parte de la ciudadanía y por tanto nos movemos cotidianamente en ambos lugares.
Yo creo, estoy convencido, que la innovación debe empezar por uno mismo. Sólo desde una actitud autocrítica y reflexiva, en posición de permanente escucha activa y atendiendo a las necesidades planteadas por los ciudadanos y con un comportamiento ético y transparente, podremos lograr algún cambio. Ya tengo cierta edad, y quizá por ello he aprendido que son mucho más efectivos los cambios que puedes conseguir en tu entorno inmediato, con tu equipo, y en el marco de las competencias que tienes asignadas, porque además es factible conseguir que sean duraderos y que -al menos en esos pequeños ámbitos- se produzca el necesario cambio de cultura.
Si esta manera de entender lo público se complementa con la colaboración con otros que están empeñados en lo mismo, somos capaces de sacar del armario a los que no se lanzan, y a la vez hallamos iniciativas institucionales como las que nos ofrece el INAP, tendremos alguna posibilidad de que el mensaje cale y la transformación, el cambio, sean posibles….Y ésto, desde mi humilde punto de vista, es construir de abajo hacia arriba.
Sin embargo, no querría caer en el autobombo, ni participar de una cierta autocomplacencia que ayer, en el postforo me pareció percibir. El camino es largo, y apenas si hemos avanzado algún pequeño trecho. Nos pondrán palos en la rueda, dentro incluso de nuestras propias organizaciones. A este respecto, me permito recomendaros una serie de tres post que hace unos meses publicó Antonio Galindo, (innovador público y funkzionata de pro, al que eché de menos en la Jornada), bajo el título de «El ecosistema del INprendedor público» y muy especialmente el tercero de ellos, dedicado a los depredadores de este ecosistema
Y una última reflexión con respecto al formato de la Jornada. Lo que tuvo de positivo en el sentido de mostrar la gran cantidad de profesionales que desde distintos lugares están trabajando por lo público, conspiró contra la posibilidad de participación de los asistentes debido al poco tiempo disponible. Entre el público, y sólo de los que yo conocía, identifiqué a directores de Escuelas e Institutos de formación de las autonomías, responsables de formación de entidades locales, federaciones de municipios y organizaciones sindicales, profesores de universidad, consultores, directivos de empresas del mundo del e-learning….Poder oír sus impresiones hubiera aportado valor al Foro, con total seguridad.
Y también eché de menos, en parte por cómo se desarrolló la Jornada, y en parte por mi propia agenda de viaje, la posibilidad de hablar, intercambiar opiniones, preguntar, en definitiva aprender de otros…. de los que ya conocía y sobre todo de los que desvirtualicé allí. Es importante, apunto, prever también la importancia de los «pasillos» y de las «pausas café». Yo soy un arduo defensor. Es probable que incluso alguna vez me hayáis oído o leído mi reivindicación de «Hay que elevar a la categoría de formación los pasillos y las pausas-café»
¿Para cuándo y dónde el próximo encuentro de innovación pública?