Entrevista sobre formación (y más) en administración pública

En abril de 2019, y tras el encuentro que tuvimos en Valencia en el Foro «Talento Público», me emplazó María Dapena para hacerme una entrevista. María había asumido recientemente la coordinación de una sección sobre administración pública en la revista Capital Humano y quería conversar conmigo para publicar posteriormente la entrevista.

Un tiempo después y gracias a la versatilidad tecnológica, pudimos mantener, vía hangout, una charla Vigo-Alicante de algo más de una hora de duración. Fue el 10 de abril y la recuerdo con agrado, y es que, conversando se aprende…., y mucho.

No obstante, estaréis conmigo en que la estructura del lenguaje oral, máxime cuando se trata de una conversación, dista mucho de la del escrito. En mi caso todavía se complica por lo «desordenado» que soy hablando; paso, sin solución de continuidad, de un tema a otro y a veces, reconozco, debe ser difícil seguirme.

El trabajo de síntesis que han hecho en la revista Capital Humano, al transformar de un formato a otro, ha sido magnífico. Han recopilado, creo yo, lo más importante del mensaje, y a la vez han mantenido la frescura más propia del mensaje verbal. Mi felicitación por ello.

También hago este comentario para que, a la hora de leerlo, lo hagáis con esas gafas; es decir, no busquéis un discurso estructurado y coherente propio de un artículo escrito.

Este artículo se publicó en el número de la revista correspondiente a Julio-Agosto de 2019. Sabréis, los seguidores de la misma, que ya no se publica en papel, y para acceder a los artículos, hay que hacerlo vía on line y previa suscripción. No obstante, dado el tiempo transcurrido, me permiten mostrarla en abierto. Ahí os va:

No obstante, si alguien prefiere acceder a la conversación tal cuál se desarrolló, os pongo a continuación la grabación. Ya os aviso de antemano que dura más de una hora.

Conversación María Dapena / José A. Latorre

TALENTO, PASIÓN Y EMOCIÓN: Mi relato del Encuentro de Sevilla

Encuentro Sevilla

Los pasados días 18 y 19 de febrero, tuvo lugar en Sevilla, organizado por el INAP y el IAAP, dinamizado por Somosmas  y patrocinado por Ingenia, un encuentro de gestores de formación de los distintos Institutos y Escuelas autonómicas que se encargan de los asuntos de selección (no en todos los casos) y formación (esto sí es común) de los/as empleados/as públicos/as de su respectivo ámbito territorial.

Además de alguna persona invitada (como fue mi caso), hubo representación de la práctica totalidad de autonomías. Si no me fallan los cálculos, solamente Extremadura y La Rioja (además de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla), faltaron a la cita. El grupo lo configuramos 60 profesionales apasionados por el aprendizaje en el sector público, con importantes niveles de responsabilidad, pues se trataba de quien ostentaba la dirección, la subdirección o en su defecto la “segunda línea”.

grupo grande

Con relativa frecuencia (una o dos veces al año), se producen encuentros de esta naturaleza. Sin embargo en este caso, hay dos características que, desde mi punto de vista, lo hicieron distinto:

  • El contenido: no se habló de gestión administrativa, presupuestos … ni siquiera de métricas cuantitativas de la actividad que desarrollan. El leit motiv por tanto, no fue tanto el qué hacemos, sino el cómo lo hacemos, qué retos tenemos planteados, por dónde podemos avanzar, qué buenas prácticas tenemos para compartir.
  • La metodología: desde el principio hasta el final, fueron unas jornadas totalmente dinámicas. No hubo ponencias, ni conferencias, ni mesas redondas. Hubo participación, debate, intercambios …. Utilizando técnicas del Art of hosting (El Arte del Liderazgo Participativo)

Trabajamos, pues en torno a los retos que ahora mismo se nos plantean a los gestores del aprendizaje público, y las alternativas para vencerlos. Hubo una última parte en la que, muy en la línea de los retos que fueron saliendo, tuvimos oportunidad de conocer, a modo de mercadillo, interesantes buenas prácticas que aportaron casi todas las entidades participantes.

No voy a entrar a contaros aspectos de contenido, entre otras cosas, porque el amigo Jesús Martínez lo está haciendo de forma magistral en sendos hilos abiertos en la red INAP_social, uno centrado en la crónica del propio encuentro y el otro en las aportaciones y conclusiones (para verlos es necesario pertenecer a esta red y estar conectado). No obstante, si no perteneces a INAP_Social, podrás tener acceso, en un tiempo prudencial, a un documento final que recogerá todo esto, prometido por Jesús al final de la crónica y que entiendo que se compartirá en abierto.

No obstante, sí querría apuntar alguna percepción (espero que compartida) de los debates. Mi sentimiento es que estamos en un punto de inflexión importante, en el sentido de que cada vez nos sirve menos lo que tradicionalmente veníamos haciendo, por lo que tratamos de construir nuevos escenarios, de aprendizaje, pero también de gestión. Es como si estuviéramos trabajando en dos frentes:

  • Rompiendo (o al menos intentándolo) la “tiranía” que nos imponen los “certificados”, las “métricas” del cuánto hacemos, y el “catálogo tradicional” (el menú que ofrecemos)
  • Apostando por el aprendizaje colaborativo (CoPs), por la “personalización” de los aprendizajes y potenciando el “autoaprendizaje”

Para poder llevar a cabo este cambio sustancial, es evidente que hemos de cambiar nuestro rol. Me gusta la metáfora que ha salido en los hilos de debate a los que antes me he referido, en la que se plantea que hemos de pasar del papel de camareros (ofreciendo el menú del catálogo tradicional), al de cocineros.

Las y los compañeras y compañeros para quienes trabajamos, son los protagonistas de sus propios procesos de aprendizaje, por lo que nuestro rol ha de ser de ayuda a esa demanda (personalización), toda vez que la formación de oferta cada día aporta menos.

Y para caminar en este sentido, es preciso que las Instituciones a las que pertenecemos, faciliten este cambio. ¿Cómo?. Yo creo que, sobretodo:

  • Dejando hacer. Para innovar, en la mayoría de las ocasiones sirve con que nuestras Instituciones nos permitan ser (parafraseando a Alberto Ortiz de Zárate – @alorza) “Agentes 007 con licencia para innovar”
  • Generando espacios virtuales y presenciales de conversación en los que podamos converger y compartir. INAP_social puede cumplir ese papel de “lugar virtual”, aunque necesita un importante rediseño para que pueda ser útil. Cuando hablo de presenciales me estoy refiriendo a encuentros de este tipo en los que encontrarnos a nivel de grupo “grande”, pero también de pequeños círculos de trabajo que –en la línea de algunas de las conclusiones que salieron- puedan trabajar sobre aspectos concretos: análisis de necesidades, aplicabilidad, transferencia e impacto del aprendizaje, etc. Permitidme que, en este punto, una vez más, reivindique el necesario mestizaje de profesionales de las Escuelas autonómicas con los pertenecientes a la administración local, sobretodo Diputaciones y grandes Ayuntamientos. No podemos seguir cada uno por un lado, toda vez que hay muchos objetivos comunes
  • Financiando los costes que precisan lo que antes hemos apuntado: encuentros presenciales, publicación materiales, coordinadores / moderadores de grupos, rediseño de la red social …. En todo caso, estamos hablando de cantidades muy poco significativas que ni siquiera implican partidas presupuestarias nuevas. Mi opinión es que es el INAP quien pudiera / debiera asumir esta financiación.

Y ahora, me vais a permitir que cambie de tercio y hable de emociones.

En el transcurso de estas Jornadas, al amigo Paco Saavedra, el que fuera director de la EFIAP de Murcia hasta su jubilación hace un par de meses, y a mí, nos rindieron un emotivo homenaje sorpresa que habían preparado desde la organización y que –de alguna forma- justificaba la invitación a participar que me habían hecho, a pesar de mi pertenencia al mundo de la administración local; bueno, eso es lo que deduzco a posteriori …

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Fue un acto sencillo y muy emotivo; para mí, pero también me consta que para Paco, que era quien realmente lo merecía por haber puesto fin a su carrera profesional. En mi caso, aún pretendo dar un poco más de guerra durante un tiempo :-).

Como suele ocurrir en estos casos, acabé improvisando unas palabras de agradecimiento que supongo fueron bastante desordenadas y puede que incluso incoherentes, fruto de la emoción del momento. Sirva pues también este post, como forma de mostrar mi gratitud a los allí presentes, a los que intervinieron diciéndonos bonitas palabras, a los ausentes que enviaron sus mensajes y permitidme que muy especialmente a Carmen Seisdedos, pues intuyo que ella fue (aunque sé que tuvo la ayuda y complicidad de Jesús Martínez y Diana Prieto) la impulsora de este emotivo acto.

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Quiero que sepáis que me hicisteis sentir muy querido, y que me devolvisteis una imagen de mí, muy entrañable. Sigo pensando, como ya os dije, que exageráis. Me gustaría pensar que cuando uno trabaja con pasión en algo que le gusta, feliz, explorando nuevos escenarios, etc. es percibido así por las personas del mismo oficio, y que sea eso lo que ha trascendido de mí.

Deseo transmitiros también, que este homenaje lo he sentido de forma muy especial: por la propia sorpresa (en ningún momento se me había pasado por la imaginación que algo así pudiera suceder); por el momento personal en el que me llega también me ha hecho mucho bien; pero creedme que por lo que más me ha impactado, es porque tengo el sentimiento de que viene de los míos, de mi gente, de quienes en el día a día nos apasionamos por trabajar con personas y por hacerlo en el sector público. ¿Será que la gente de formación estamos hechos de otra pasta? …

Debo confesar que me da vértigo el momento. Me siento en una contradicción entre la necesidad de retirarme de la primera línea y dejar paso, pero nunca abandonar … y buscar fórmulas para seguir comprometido con todo esto que tanto me gusta, me divierte y me satisface.

Y no quiero terminar el post sin hacer un reconocimiento muy especial a quien ha hecho posible que este Encuentro se celebrara, por lo bien que lo han organizado y por su tremenda generosidad y esfuerzo. Los que nos dedicamos a esto, sabemos de sobra el montón de horas, borradores, cambios, ajustes, etc. que hay detrás. Pero, amigos, ha valido la pena. A partir de ahora, estoy seguro, habrá un antes y un después de Sevilla 2019.

¿Y quienes lo han hecho posible?

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P.D.: Hace unos meses, Jesús Martínez y yo, mantuvimos una “relación epistolar” desde nuestros respectivos blogs. En el último que yo escribí “Querido Jesús, tenemos que ser optimistas”, reconocía la existencia de importantes iniciativas puestas en marcha en distintos lugares. Ahora me he dado cuenta de que me faltan bastantes por incluir. Jesús, tendrás que darme la razón esta vez y reconocer que hay motivos para el optimismo

Querido Jesús, tenemos que ser optimistas

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Continuando con esta relación epistolar entre blogs para hablar de formación corporativa en el sector público, contesto a tus cartas con cierto retraso. La causa, tú mismo la apuntabas en un correo de esta misma tarde en el que me decías que “nos comprometemos más de lo que podemos”.

Jesús tienes toda la razón cuando me dices en tu primera carta que la formación no va bien. Por lo tanto, si los lectores de tu blog Trabajo colaborativo, o los del mío Al Trasaire, que en una parte importante creo que son los mismos, querían polémica, siento defraudarles.

Sin embargo yo también, tras leerte, tengo una sensación ambivalente. Por eso precisamente, en el propio título reivindico cierto grado de optimismo, a pesar de todo.

Y yo creo que el reconocer que la formación en el sector público no va bien, y sin embargo estar convencido de que algo está cambiando, depende, querido Jesús, de dónde ponemos la mirada.

Desde un punto de vista institucional, la cosa está mal, sin duda. No sé si el término más indicado es el de “Formación póstuma”, que utilizas citando a Marina Garcés, o el de terminal con necesidad de cuidados paliativos, pues según cómo miremos, parecería que, al menos en algunas instituciones goza de buena salud; otra cosa es que no cumpla su función de generadora de aprendizajes.

Seguro que alguna vez me has oído resaltar la contradicción en la que nos movemos (a la que no somos ajenos), al reconocer que el 90% de los aprendizajes se obtienen por vía informal, frente al 10% que aportan los sistemas formales y, sin embargo, seguimos dedicando el 90% de nuestros recursos a ese 10% residual.

Otro indicador de lo poco que importa ahora mismo la formación en el sector público, me lo señalabas tú mismo, hace un mes, cuando, en el aeropuerto de Barcelona, mientras esperábamos embarcar hacia Málaga para participar en las X JOMCAL, decías que era sintomático que ahora mismo los dos principales centros de formación de empleados públicos: EAPC e INAP estaban sin dirección desde hace meses … y no pasa nada…; por cierto, Jesús, la jubilación de nuestro querido Paco Saavedra ya está fijada para dentro de un mes aproximadamente y nadie habla de relevo, por lo que ya hay otra que añadir a la lista.

Y es que, las propias Instituciones ¿Qué esperan de los departamentos de formación?. Pues desgraciadamente, que seamos, sobre todo, expendedores de diplomas. Casi cada día me encuentro con algún ejemplo de ello, máxime ahora que estamos en pleno período de análisis de necesidades formativas, trabajo que intentamos hacer con cierto rigor. A la pregunta de ¿Qué retos tenéis planteados como área / departamento? ¿Qué cambios organizativos prevés a corto plazo? ó ¿Cómo podemos ayudarte a ti y a tus colaboradores desde el departamento de formación?, solemos recibir como respuesta el título de un curso de formación con una sugerencia de número de horas lectivas.

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No quiero echar balones fuera; me conoces bien y sabes que no es mi estilo. Sin embargo, lo tenemos muy complicado, institucionalmente hablando, mientras en los procesos selectivos, y de provisión de puestos, promoción, etc. se siga valorando la formación “a peso”. A más horas lectivas más puntos, poco importa el contenido del curso e incluso el tiempo que hace que se desarrolló, y si me apuras, incluso se es laxo a la hora de determinar la relación del mismo con el puesto de trabajo que pretende el aspirante. Acuérdate de la mesa debate que citas en tu post y que compartimos el día 3 de octubre en el CCCB de Barcelona, en la que salieron todos estos temas.

Y lo preocupante, amigo Jesús, es que no sólo están mal las políticas de formación ….

 

Pero si ponemos la mirada en los gestores de formación, quiero pensar que no estamos tan mal, o al menos, que hay razones para el optimismo.

¿Que por qué digo esto?…Pues por los ejemplos que tú y yo conocemos y que cada día son más (o al menos eso quiero pensar).

Tú mismo, con tu equipo, que desde el CEJFE pusisteis en marcha el proyecto Compartim, habéis sido el semillero, la fuente, a la que hemos acudido a beber quienes, en un momento dado, quisimos implantar programas de aprendizaje colaborativo. Hoy son muchas las escuelas e instituciones formativas con programas de este estilo. No las nombro porque seguro que me dejo algunas, pero tú las conoces bien porque en casi todos los casos las has visitado y aconsejado. Y yo diría que con una riqueza añadida, en el sentido de que no se trata de copias de vuestro programa, sino de tomaros como referencia para adaptarlas al entorno y realidad de cada uno. En tu blog, en varias ocasiones, has escrito de distintos modelos.

Acabo de volver de Jerez de la Frontera, donde he tenido ocasión de compartir con los compañeros del departamento de formación de la Diputación de Cádiz sus inquietudes por innovar en formación, y están trabajando de manera muy seria en la elaboración de píldoras formativas (como repositorios para fomentar el autoaprendizaje), y también en su aplicación para la gestión «studere»; proporcionan apoyo a los departamentos con técnicas de coaching, etc. pero sobre todo, lo que me encantó es su actitud innovadora y su afán de incorporarse a la red de quienes creemos que otra formación es posible.

Allí coincidí también con representantes de la EFIAP (Murcia) que una vez más me dejaron sorprendido con sus propuestas innovadoras; las conozco desde hace tiempo, pero me sigue impresionando la capacidad que tienen para hacer tanto con tan pocos recursos. Es más, ahora mismo estoy teniendo ocasión de trabajar con ellos en un proyecto que me está resultando muy ilusionante, y también fuente de aprendizaje. Ojalá ese espíritu continúe tras la jubilación de Paco.

Pero es que el IAAP (andaluz) –como bien sabes- además de poner en marcha comunidades de práctica, están destacando por sus propuestas de innovación. Lo he dicho muchas veces, en público y en privado. Hoy son, sin duda, un referente y sitio obligado en el que observar.

Hablando de IAAPs, el asturiano, tiene un gran repositorio (que sigue creciendo) de recursos para el autoaprendizaje, además de otras iniciativas metodológicas distintas a la formación clásica.

Recuerda que participamos juntos también en un programa de sensibilización de gestores en la EBAP, lugar en el que también están implantando programas de aprendizaje colaborativo, recursos de autoaprendizaje y –al igual que otras Escuelas e Institutos- acreditando aprendizajes informales.

Hace año y medio aproximadamente, compartimos jornada con los/as compañeros/as de la ECLAP, ¿recuerdas? empeñados igualmente en implantar nuevos programas. Su canal de youtube me gusta especialmente por la cantidad de recursos que suben. También llevan algunos años trabajando en MOOCs.

A las chicas del MINCOTUR, con las que has debido coincidir hoy en Alcobendas, no hay quien les pare con su comunidad de docentes y su actitud siempre innovadora.

Incluso nosotros, desde nuestro departamento, intentamos seguir innovando tanto en aprendizajes como en gestión. Estamos especialmente orgullosos del funcionamiento y resultados nuestra nueva Secretaría Virtual.

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Más ejemplos: hoy mismo me llegan noticias de esta iniciativa de intercambios directivos dentro del Máster de Dirección Pública de la EAPC que seguro que tú debes conocer bien.

Y tampoco deberíamos olvidar los esfuerzos del INAP con el Banco de conocimiento, la red social INAP_Social en la que estás colaborando en la dinamización, etc.

Y por favor, que me perdonen las instituciones de formación pública que no nombro y que seguro que están desarrollando programas en línea con las nuevas maneras de aprender.

Por tanto, amigo Jesús, ¿ves como hay razones para el optimismo …?

 

Entonces ¿cómo salimos de aquí?

Te decía antes que no sólo están mal las políticas de formación. Creo que en las administraciones públicas, en materia de personas, tenemos importantes retos por resolver (por cierto, te recuerdo que tenemos deberes –los dos- sobre esto y que tenemos que escribir de ellos como colofón a las X JOMCAL por lo que no voy a hacer un spoiler).

Seguro que estamos de acuerdo en que la administración pública del futuro inmediato, de mañana, de hoy mismo, precisa de otros perfiles competenciales de empleados. Decimos todos que hay trabajos que se van a automatizar y que se eliminarán puestos de trabajo, a la vez que se crearan otros. Sin embargo, para nuestra desesperación, las ofertas de empleo público que se siguen publicando, insisten en la reposición de efectivos en puestos obsoletos y no se atisba la definición de los nuevos. Pero es que luego vienen los procesos selectivos; ¿en qué se siguen centrando?. O el papel que juega la formación en la promoción y la provisión, de la que te hablaba antes. Por lo tanto, para romper este círculo vicioso, precisamos de la complicidad de los departamentos de recursos humanos. No pueden ir sus políticas por un lado y las nuestras por otro. Tenemos que ir a por soluciones y propuestas globales, no solo formativas. Este sería uno de los caminos.

Dices, Jesús, en tu primer post, que nuestros usuarios han cambiado a mayor velocidad que la organización. No sé qué decirte al respecto. Es verdad que las últimas veces que nos hemos visto, incides en que la cantidad de empleados que obvian nuestra oferta aumenta cada día, y que nos ignoran. Sin embargo, hoy mismo, comparaba el número de solicitudes a nuestra formación de oferta de este año, en relación al pasado, tomando como referencia el final del tercer trimestre, y para mi sorpresa he comprobado que ha aumentado más de un 6%. A fecha de hoy, hemos rebasado las 20.000 peticiones. La lectura que hago de este dato es que siguen, mayoritariamente, esperando de nosotros una función de expendiduría de diplomas, y aquí apunto otra de las vías para revertir la situación institucional de la formación, y es que es necesario que los empleados públicos cambien el chip y nos presionen y exijan otro tipo de servicio más acorde con los tiempos que corren. ¿No sigues teniendo la sensación de que una de las dificultades que tenemos para incorporar otros aprendizajes es el maldito certificado?.

Y desde luego que la salida también pasa porque los gestores de formación seamos capaces de modificar nuestro rol. Ya no se trata de que seamos expertos en programación, sino que derivemos hacia consultores, consejeros. Cada empleado, como ya hemos dicho en otros lugares, es protagonista de su propio proceso de crecimiento y desarrollo personal y profesional. Debe construir su entorno personal de aprendizaje; nosotros tenemos que pasar a otro plano, con una función más de ayuda, de apoyo para que encuentre los recursos que necesita, de orientación.

Bueno Jesús, tengo algunas notas más tomadas para seguir con el debate de los 7 puntos que sugieres en tus dos post siguientes, pero no quiero seguir cansando a los lectores y lo guardo –si te parece- para un nuevo artículo.

Un abrazo grande, amigo

… Continuará….

Foto 1. Tomada de: http://www.aula365.com/post/email-carta-postal/
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Otras formas de Aprender: experiencias en el sector público

La formación de los empleados públicos de la administración española, aunque es una actividad que se ha sistematizado en los últimos 20 años, ha intentado resolver las necesidades de aprendizaje de los funcionarios a la vez que favorecía los imprescindibles procesos de cambio y modernización de las respectivas instituciones.

En este sentido, ha ido evolucionando en función del momento. La formación presencial más clásica, en aula, incorporando las metodologías al uso, ha dado paso, con la eclosión de las tecnologías de la información y la comunicación, las oportunidades que brinda la web 2.0, y la disminución de los recursos económicos disponibles, a otras maneras de entender y gestionar el aprendizaje y el conocimiento organizacional.

Es este contexto observamos que han ido surgiendo iniciativas, algunas más institucionales y otras fruto de la mentalidad innovadora de algunos empleados públicos, basadas en otra concepción de la formación y el aprendizaje. Y a su vez, ello ha motivado cambios en los departamentos responsables de prestar este servicio, más preocupados ahora por dar respuestas concretas y rápidas a las necesidades planteadas, poniendo más la mirada en el usuario alumno y creando espacios colaborativos organizacionales en los que se genera aprendizaje y aumenta el conocimiento crítico de la institución.

En el IV Congreso Internacional EDO, que se celebrará en Barcelona los próximos días 11, 12 y 13 de mayo, cuyo lema en esta ocasión es «aprendizaje situado y aprendizaje conectado: implicaciones para el trabajo» vamos a tener ocasión de reflexionar sobre todo ello, dando a conocer algunas de las experiencias más relevantes llevadas a cabo en el sector público.

Al menos tres simposios se centrarán directamente en ello, recogiendo nada menos que 17 experiencias distintas. Jesús Martínez, implicado muy directamente en la organización de este Congreso, hacía referencia en su blog a estos simposios hace unos días.

A mí me encargaron coordinar el que lleva por título «Experiencias aplicadas en la transformación de la formación tradicional en el ámbito público», que desarrollaremos el viernes 13 de mayo de 09:30 a 11:30 horas

He intentado recopilar una muestra representativa de experiencias, de tal manera que las hubiera de todos los niveles de administración (central, autonómica y local). Hay muchas más, evidentemente, pero las limitaciones propias de este tipo de eventos, nos han obligado a acotarlas. Son muy distintas entre sí, pero todas están basadas en el aprendizaje social y el trabajo colaborativo.

El Instituto Andaluz de Administración Pública (IAAP), nos detalla su experiencia de formación de directivos a través de su ya consolidado programa de mentoring. Lleva más de 7 años funcionando y han pasado por él más de 550 directivos.

La comunidad de formadores internos del Ministerio de Industria, Energía y Turismo (MINETUR), es un gran ejemplo de cómo convertir una situación de crisis en una oportunidad de aprendizaje. Han conseguido crear una red que conecta a los empleados tanto de la sede central como de los servicios periféricos, que actúan como formadores internos.

La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), ha resuelto con nota las dificultades propias de su propia estructura (más de la mitad de sus empleados, prestan servicio en oficinas en el exterior), aprovechando la tecnología y creando un entramado de redes del conocimiento que contribuyen no solo a la gestión del mismo, sino también a la coordinación, comunicación y aprendizaje de sus miembros.

Desde la Diputación de Soria, su responsable de contratación nos cuenta su experiencia de creación de una comunidad de prácticas sobre contratación, a partir de la necesidad de resolver problemas cotidianos que se plantean, sobre este tema, en cualquiera de las administraciones públicas. Casi 2200 miembros, distribuidos en 18 grupos de trabajo especializado y 1239 temas tratados en su foro, son cifras muy elocuentes respecto a la grandeza de esta iniciativa.

El Estatuto Básico del Empleado Público, estableció la categoría de directivo público, pero a excepción del desarrollo normativo hecho por algunas autonomías, sigue siendo un tema pendiente de resolver. La Fundación para los Compromisos de Calidad, lleva unos años investigando en el perfil competencial de esta importante figura para nuestras administraciones; ha diseñado con éxito una formación ad hoc que huye de los estándares clásicos, y ha puesto en marcha un sistema experimental de acreditación.

Desde la Diputación de Alicante, a partir de la puesta en marcha de nuestro proyecto “Formación 2.0”, estamos intentando innovar en los sistemas de enseñanza/aprendizaje. Nuestra aportación consiste en daros a conocer las iniciativas, en algún caso muy incipientes todavía, de aprendizaje informal que impulsamos y de las que hace un tiempo hablábamos en otro post de este blog.

Os esperamos pues, en Barcelona, en #CIEDO 2016 para que conozcáis estas (y otras) experiencias de la mano de sus protagonistas, y podamos debatir sobre ellas y encontrar fórmulas que mejoren el aprendizaje de los empleados públicos


 

Aprender en la máquina del café: mi aportación al #CNIS2016

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Los pasados días 2 y 3 de Marzo, en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (Casa de la Moneda), tuvo lugar la VI Edición del CNIS , bajo el lema «Transformación digital al servicio de las personas».

Se trata de un congreso anual que, en su origen, se dedicada a temas tecnológicos relacionados con el sector público (Interoperabilidad y Seguridad), y que, sin cambiar sus siglas, se ha «reciclado» en Congreso Nacional de Innovación y Servicios Públicos, lo que ha ayudado, sin duda, a ampliar su campo de acción, aunque siempre centrado en el ámbito público.

Solo alguien como Miguel A. de Bas, su director, es capaz de concitar la presencia de tantas y tan variadas organizaciones públicas y privadas cuyo objeto de trabajo es el servicio público, y de más de 700 profesionales (este año se cerró la inscripción por aforo completo) empeñados en innovar y mejorar la administración pública de nuestro país. Vaya por lo tanto mi sincera felicitación por tal logro.

No pude estar en el congreso mas que el segundo día, en el que participé como ponente en la mesa «La formación como palanca estratégica de transformación hacia la sociedad digital».

Moderada por Inmaculada Sánchez Ramos, responsable de formación de la agencia para la administración digital de la Comunidad de Madrid, en la que fue también ponente, participamos Manuel Arenilla, director del INAP y yo. La propia moderadora, ha dejado un resumen estupendo de lo aportado por cada uno bajo el título «Del empleado público tradicional al empleado público 2020»

Me tocó hablar el último, y como suele ocurrir en estas ocasiones, me quedé sin tiempo, no tanto porque los demás hubieran ocupado más de lo habitual, sino por el propio retraso acumulado a esas horas de la tarde. Por lo tanto, de los 15 minutos inicialmente previstos, me dejaron apenas la mitad. Ello me sirve de excusa para intentar contaros, muy brevemente, mi línea argumental de lo que pretendía decir (Lo dicho ya lo tenéis en el video anterior) 😉

Creo que no descubro nada nuevo si afirmo que, en el tema formativo (no sólo de empleados públicos), estamos ante un cambio de paradigma. La manera de aprender está cambiando (ha cambiado) ostensiblemente. Y no lo digo tanto por la incorporación de las nuevas tecnologías que propician el aprendizaje on line, sino sobre todo por el propio concepto. El conocimiento, o mejor, la información que lo propicia, ya no está encerrada en libros, ni en la cabeza del profesor sabio; muy al contrario, está dispersa en múltiples lugares, a los que podemos acceder en tiempo real gracias a las herramientas de las que disponemos, y de la redes de profesionales de las que formamos parte.

Si se está de acuerdo en que prácticamente el 90% de lo que sabemos lo hemos adquirido vía aprendizaje informal, y sólo el 10% a través de metodologías formales, los gestores de formación de las organizaciones (públicas y privadas) no podemos seguir invirtiendo la totalidad de nuestros recursos en los «aprendizajes formales».

Desde esta perspectiva, propongo cuatro iniciativas a las organizaciones para facilitar el aprendizaje de sus empleados:

Impulsar el aprendizaje en el puesto de trabajo

Todos nosotros hemos desarrollado nuestras competencias profesionales a partir de la experiencia que hemos ido adquiriendo en nuestros respectivos puestos de trabajo. Hemos ido resolviendo el día a día y a la vez aprendiendo y sistematizando las soluciones a los problemas cotidianos.

En esta línea, es importante que pongamos en valor la figura de los tutores; articulemos fórmulas para aprovechar el conocimiento y experiencias adquiridos por éstos, en beneficio de los empleados más jóvenes e inexpertos.

Si estamos convencidos de que no hay otra manera de aprender que no sea el «aprender haciendo» una forma de impulsar el aprendizaje en el puesto de trabajo, es propiciar los ensayos y las simulaciones. Antes, o más allá de la parte de aprendizaje conceptual, posibilitemos que los nuevos «aprendices» tengan ocasión de observar a otros y ponerles en la tesitura de solucionar problemas. Pensemos en cómo aprendemos a ir en bicicleta, a nadar, a cocinar, etc. …. De la misma forma, desde la práctica, serán más consistentes también los aprendizajes sobre como articular un expediente administrativo, resolver una subvención u otorgar una licencia de obras.

Y de esto que decimos, ya comienza a haber experiencias: el Instituto Andaluz de Administración Pública lleva 7 años desarrollando un atractivo programa de «Mentores y Telémacos» a través del que los directivos senior, tutelan a los junior. Por otro lado, las «estancias formativas» de la Escuela de Formación e Innovación de la Administración Pública de la Región de Murcia, ejemplifican estas maneras de aprender en el puesto de trabajo

Facilitar el aprendizaje social

Cuando nos enfrentamos a un problema y no encontramos la solución, buscamos a quien la tiene (o que al menos creemos que la tiene), es decir, preguntamos.

Se dice que el aprendizaje social (aprender de y con los otros) constituye al menos el 20% de nuestro bagaje. Si esto es así, debemos facilitarlo en el entorno de nuestras organizaciones.

En este cambio de paradigma de la formación al aprendizaje, los gestores de formación debemos preocuparnos más por generar espacios de encuentro entre los profesionales que faciliten la conversación, que de programar cursos tradicionales al uso.

En alguna ocasión me habréis oído decir que, para fomentar el aprendizaje, los directivos de las organizaciones han de preocuparse por instalar muchas máquinas de café en los lugares de trabajo….. y no precisamente para que aumente el consumo de cafeína….

Las comunidades de práctica y/o de aprendizaje, son un ejemplo claro de aprendizaje colaborativo. En aquellos casos de profesionales muy cualificados, la manera de aprender por excelencia la encontraran debatiendo con sus iguales, sacando a la luz su saber hacer y generando productos (soluciones) útiles para su organización.

Felizmente, en el ámbito público hay ya dilatada experiencia sobre las mismas. En la Consellería de Justicia de la Generalitat de Catalunya, con el programa Compartim, fueron pioneros. Las experiencias del Instituto Asturiano de Administración Pública, y de la Agencia Catalana de Salud Pública son dignas de tener en cuenta, y las nuestras, las del departamento de formación de la diputación de Alicante, también, creo, aportan luz en este mundo del aprendizaje de los empleados públicos.

Conversar, conversar, conversar…., esa es la clave

Gestionar el conocimiento

Las propias organizaciones desconocen el conocimiento que hay dentro de ellas. En la mayoría de las ocasiones buscamos fuera las soluciones que casi con toda seguridad habríamos encontrado dentro si hubiéramos investigado lo suficiente.

Aquellas organizaciones que han articulado fórmulas para preguntar a sus propios empleados acerca de cómo solucionar determinados problemas, han hallado la solución eficaz y además a coste cero. Por otra parte, las empresas de más éxito, suelen coincidir con aquellas que más tienen en cuenta el parecer de sus empleados y que incluso planifican espacios y tiempos (volvemos a las máquinas del café) para la creatividad y la generación de ideas. Y ¿por qué no podemos hacer algo parecido en la administración pública?.

Un estudio reciente sobre la función pública vasca, nos pone sobre aviso de un problema de gestión del conocimiento que debemos abordar más pronto que tarde, sobre todo si tenemos en cuenta que las pirámides de población de todas las administraciones públicas son semejantes. Os dejo un par de datos de ese estudio para la reflexión: la edad media de los empleados públicos está en los 51 años (54 si tenemos en cuenta sólo a los funcionarios). En los próximos 15 años, se jubilan más de los dos tercios de éstos, y en ese mismo período se jubilarán el 78,09% de los que ocupan algún puesto de jefatura. Y el problema no es que se jubilen (nos jubilemos)…¡¡faltaría más!!. El problema es irse sin dejar aquí el conocimiento y la experiencia acumulados. Corremos pues el riesgo de que se descapitalicen, desde el punto de vista del conocimiento, nuestras instituciones públicas. No hace mucho, el amigo Jesús Martínez se hacía eco de este mismo problema en un magnífico post que os recomiendo

Urge pues que pongamos en marcha programas de gestión del conocimiento, e iniciativas como algunas de las apuntadas anteriormente. En nuestro caso, con el proyecto Disraeli, del que seguro que habéis oído hablar, intentamos poner un granito de arena en la solución de problemas de este tipo

Potenciar el autoaprendizaje

Cada uno de nosotros decidimos qué aprender, y además cuándo y cómo hacerlo. En el aprendizaje, cada día somos más autónomos. Somos los protagonistas de nuestros propios procesos de aprendizaje, no lo olvidemos.

Si a la hora de enfrentarme a un problema para el que no encuentro solución, llego a la conclusión de que he de aprender algo nuevo, no me sirve que el gestor de formación de mi organización me derive al «curso reglado» en el que se aborde esa materia. Seguramente necesitaré la solución mucho antes, y en consecuencia, me pondré a investigar sobre ello.

Lo que ahora nos piden nuestros empleados a los responsables de formación de nuestras organizaciones, es que les ayudemos, y les facilitemos esa búsqueda, esa investigación; adquiere pues un nuevo sentido, trabajar en repositorios de contenidos, reutilizando los materiales utilizados en otras metodologías, o generando productos nuevos, aprovechando las nuevas tecnologías. También «curando contenidos» obtenidos a través de las redes.

Facilita más el aprendizaje de una herramienta informática un videotutorial de 10 minutos, que todo un curso de 30 horas lectivas, en el que, casi seguro, si encontramos la solución a lo que buscamos, será fuera del aula (otra vez la máquina del café ;-))

En esta cuestión también tenemos ya algún referente. A bote pronto, me viene a la mente el banco de conocimiento del INAP, y de manera más humilde, nuestro intento con el proyecto «Las 10 cosas que deberías saber para …»

En esta sociedad del conocimiento, en este cambio de paradigma formativo, el aprendizaje pasa por ejercitarnos en las «tres ces»: conversar, curar y cocrear….

Os dejo a continuación la presentación utilizada:

COMUNIDADES DE APRENDIZAJE EN ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: BENEFICIOS Y DIFICULTADES

En varias ocasiones que he tenido intervenciones públicas explicando nuestro modelo de comunidades de aprendizaje, y sobre todo las últimas veces, se me ha preguntado tanto por los beneficios que esta faceta formativa aporta, cuanto por las dificultades que venimos encontrando en su desarrollo. Ello me ha hecho reflexionar sobre el asunto, pensar sobre las claves del éxito de algunas y también sobre aquellas otras cuyos resultados han sido más discretos.

Seguro que hay más beneficios y también más dificultades, pero os apunto los que identifico a partir de nuestra experiencia

¿Qué beneficios aportan las comunidades de práctica a la Administración Pública?

Diría que se obtienen de las CoP, al menos, 3 tipos de beneficios, tanto para las personas que han trabajado en ellas como para sus organizaciones de pertenencia:

. Aprendizaje: o quizá mejor, aprendizajes….. Aprenden sobre la materia objeto de la CoP; a lo largo de los debates y como fruto de la interacción, van incorporando, sin duda, nuevos conocimientos a su bagaje. Pero aprenden también habilidades: a escuchar, a debatir, a trabajar en equipo, a sintetizar, a negociar, a comunicar …… Y todavía habría un tercer aprendizaje, relacionado con el desarrollo de sus capacidades digitales, en la medida que han tenido que moverse por la red, buscar, filtrar, clasificar y curar información, utilizar distintas herramientas de trabajo colaborativo: wikis, google drive, o de compartir e iterrelacionar: dropbox, skype, hangout … escribir en blogs, moverse en la plataforma Moodle, etc.

. Productos: una de las características de nuestras comunidades de aprendizaje es que se comprometen, a lo largo de la misma, a realizar un “entregable” (en el formato que sea), entendido como producto final y resultado del compromiso conjunto que adquirieron cuando se configuraron como comunidad y se plantearon el objetivo de la misma.

Estos productos, además, se comparten luego con el resto de los profesionales de los ayuntamientos de la provincia y se cuelgan en Internet para que puedan ser consultados y descargados libremente por quienes pudieran estar interesados en la materia de que se trate.

Nos vamos dotando, pues, de textos, guías, portales, manuales de diversas disciplinas, muy útiles para la organización y para el autoaprendizaje de otros empleados

. Creación de redes: aunque la CoP tiene un periodo “formal” de vida, nuestra experiencia nos demuestra que –en la práctica totalidad de casos- los miembros de la comunidad siguen conectados, bien para trabajar en otro tema, para profundizar en el mismo o incluso simplemente para relacionarse de manera virtual y también presencial para otras cuestiones. En todo caso, como digo, queda establecida una red a la que la organización puede acudir en un momento dado para encargar algún trabajo, o la propia red, en la medida que está viva, puede proponer nuevas reflexiones sobre cualquier temática

¿Cuáles son las dificultades a las que se enfrenta la Administración Pública para trabajar en comunidades de práctica?

En cuanto a las dificultades, en general, para trabajar con esta metodología, señalaría algunas que me vienen a bote pronto:

– Participación: entre sesión presencial y sesión presencial, cuando hay que trabajar on line, hay una parte del grupo que se relaja, y se cumple lo que los estudiosos del tema nos dicen respecto a la tipología participativa habitual. Se dan tres perfiles, a saber: el núcleo duro (siempre disponible) compuesto por no más de 3 o 4 personas muy proactivas, un primer círculo concéntrico conformado por los reactivos (hacen si se le pide directamente), y los periféricos, que suelen ser meros «voyeur«.

Cuando el resultado final está totalmente vinculado al trabajo colectivo, éste se resiente si hay falta de participación

– Falta de cultura 2.0: habitualmente identificamos formación y aprendizaje con un modelo demasiado habitual, consistente en que uno habla y muchos escuchan (en el mejor de los casos), por lo que, culturalmente, a veces, cuesta aceptar que en las CoP, el papel activo no lo tiene el profesor, sino el participante, cuestión, por otra parte, que intentamos trasladar a toda la formación.

En este sentido, los empleados en general son más reticentes a inscribirse en una comunidad que en un curso “formal”.

Por otra parte, sigue pesando mucho la identificación de comunidad, grupo de trabajo, formación, etc. con “presencialidad”. Sigue siendo una dificultad el desconocimiento del uso de herramientas digitales imprescindibles, o incluso usar para cosas serias y que tienen que ver con el trabajo, redes a las que se identifica más con el ocio

– Grado de «expertez» de los participantes: cuando hablo de nuestras comunidades de aprendizaje, y también cuando he escrito sobre ellas se suele suscitar la pregunta: ¿Cabemos todos en una CoP?; mi contestación es que no. Creo que esta metodología de trabajo y de aprendizaje tiene mucho más sentido y mejores resultados si quienes participan en ellas son expertos en sus respectivas materias; en esa línea, quien tiene gran experiencia en su puesto de trabajo, aporta (y recibe) más que alguien que es nuevo en la organización o que acaba de aterrizar en un nuevo puesto.

¿Qué opinas? ¿Qué beneficios y dificultades añadirías?

INNOVACIÓN PÚBLICA Y PERSONAS

ParqueCientificoMurciaHace un par de semanas tuve ocasión de participar en la «Jornada de compromiso con la innovación en la Región de Murcia«, actividad organizada por la Universidad de Murcia y la Dirección General de investigación, innovación y sociedad de la información de la Consejería de industria, turismo, empresa e innovación de la Región de Murcia.

El programa proponía debatir en 4 sesiones de trabajo paralelas: territorios innovadores, TICs para la innovación, innovación social e innovación pública.

Enterado que está última iba a tener como moderador a Manolo Serrano, del ayuntamiento de Málaga y como uno de los ponentes principales a Joseba Pérez de Heredia, del IVAP (instituto vasco de administración pública), me interesé por su contenido y fui invitado a participar.

Tuvimos ocasión, en esta mesa sobre innovación pública, de conocer experiencias innovadoras, tanto las presentadas por los antes citados, como del propio gobierno murciano y de algunas de las entidades locales de la región; de forma muy rápida, también tuvimos ocasión de hablar de las experiencias innovadoras que en materia de formación impulsamos desde el departamento de formación de la diputación de Alicante.

El coordinador de la sesión, el buen amigo Manolo Serrano, había previsto cerrarla poniendo en común algunos factores de éxito, claves para la innovación pública, en torno a cuatro aspectos: planificación, organización, metodologías y personas, y me pidió que me hiciera cargo de este último; para ello, él me adelantaba los que creía eran los 5 más importantes, y sobre ellos, intenté hacer mi propia reflexión.

La dinámica de la sesión, sin embargo, impidió llevar a cabo esta dinámica de cierre en torno a los factores de éxito. Sin embargo, y sobre la parte que a mí me tocaba: PERSONAS, quería dejaros aquí mis «apuntes»:

personas_innovación

  1. Liderazgo: para que haya innovación en una organización pública, es preciso que esta sea liderada, pero no desde la concepción jerárquica imperante, sino desde un liderazgo facilitador. En la sociedad red ya no nos sirven los modelos jerárquicos tradicionales: director de área / jefe de servicio / sección / negociado … Necesitamos líderes que creen ecosistemas en los que la creatividad y la participación encuentren un caldo de cultivo ideal para crecer y generar innovación. Hemos de pasar de lo jerárquico a lo redárquico
  2. Formación: si importante es el liderazgo, no menos lo es la formación; para que la innovación prospere en el ámbito público, debemos potenciar la formación en habilidades interrelacionales, de trabajo en equipo, comunicativas, de negociación, etc. También precisamos habilidades digitales e intelectuales que nos ayuden a encontrar la información, tratarla, filtrarla, clasificarla….en definitiva lo que hoy entendemos por curar contenidos. Y también y sobre todo, se trata de crear espacios en los que los profesionales más expertos de la organización puedan poner en valor sus capacidades y experiencias de tal forma que los más jóvenes puedan aprovechar ese «saber hacer» y se potencien los aprendizajes experiencial y social.
  3. Motivación: a las personas nos motiva hacer catedrales y no picar piedra. Hay que romper con el «siempre se hizo así» tan característico de las organizaciones públicas. Hay que crear espacios en los que sea posible y deseable proponer cosas nuevas, que tener iniciativas esté bien visto, que podamos ensayar, probar y equivocarnos sin que ello conlleve penalización. Se dice que el más inteligente es el que más veces ha cometido errores.
  4. Equipo: la innovación, o es en equipo, o no es. A nivel individual podemos tener excelentes ideas y propuestas que debemos formular, pero solo desde el esfuerzo e inteligencia colectivos lograremos cambios sustanciales. Recordad que nadie sabe tanto como todos juntos y que el conocimiento, cuanto más se usa, más crece
  5. Reconocimiento: la administración pública, a veces, castiga a aquellos que hacen, y que, como son humanos, se equivocan. Alguna vez me habréis oído decir que en nuestras organizaciones públicas está mejor visto aquél que no hace nada, el funcionario clásico de los chistes, por una sencilla razón: como no hace, no se equivoca. Es muy importante el reconocimiento de su labor al innovador, incluso cuando las cosas no salen bien, y ¡¡cuidado!! cuando hablo de reconocimiento, no estoy hablando de gratificar con dinero. Hay que premiar con el reconocimiento público, dando visibilidad a nuestros innovadores. En alguna ocasión hemos reflexionado sobre el papel de los reconocimientos externos.

Seguro que hay otros factores de éxito que tienen que ver con los actores de la innovación. ¿Nos lo cuentas?

25 años CRECIENDO juntos

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Pues sí; este año, el departamento de formación de la Diputación de Alicante, cumplimos 25 de existencia y queremos celebrar con todos/as vosotros/as este acontecimiento especial. Entre otras actividades, a lo largo del año, en el blog, iremos dando algunos datos y reflexionando sobre nuestro acontecer, utilizando para ello distintos verbos a los que les iremos dedicando diferentes posts: facilitar, innovar, mejorar, compartir……
Aunque es cierto que las actividades de formación de una manera sistematizada comenzaron en el año 1989, y que la unidad de formación como estructura orgánica independiente nace en 1992, es en el año 1990 cuando se firma el primer convenio con el Instituto Valenciano de Administración Pública de la Generalitat Valenciana, por el cual se delegaban en esta Diputación, las actividades de formación destinadas a los empleados públicos de los ayuntamientos. Es también en este año (1990) cuando -en base a ello- se ponen en marcha los primeros cursos de formación específicos dirigidos a los municipios de la provincia, desde la entonces denominada «Dirección de Organización, Planificación y Métodos», una de cuyas áreas de trabajo era precisamente la formativa.
Para diseñar el cartel, y sobre todo el eslogan que nos identificará este año, tuvimos muchas propuestas sobre la mesa, debates varios, dificultades para encontrar una imagen que nos agradase a todos. Optamos al final por «25 años creciendo juntos», intentando plasmar en esta frase nuestro planteamiento participativo.
Somos plenamente conscientes de que si hemos llegado donde estamos, ha sido gracias al esfuerzo colaborativo de todos/as los/as implicados: prescriptores de formación de los ayuntamientos de la provincia y de los departamentos de la casa, profesores colaboradores internos y externos, empresas proveedoras, empleados públicos de toda la provincia que en algún momento han sido alumnos, etc. Nosotros no hemos hecho sino intentar escuchar, atender las demandas e intentar ir dando respuestas concretas, útiles y prácticas.
Volver la vista atrás y recordar los inicios de este departamento, básicamente los que hemos tenido la suerte de vivirlo desde el principio, es realmente emocionante. Lo que hoy somos, evidentemente, poco se parece a aquellos inicios.
Y hablando de crecer, prácticamente cualquiera de las magnitudes que tomemos, se ha multiplicado por 10.
Si en 1990 fuimos capaces de desarrollar algo más de 1.000 horas lectivas, para 2015 serán alrededor de 10.000; de casi 30 ediciones puestas en marcha aquel año, estamos ahora en torno a 300. Fueron algo más de 500 los alumnos que atendimos hace 25 años; poco que ver con los más de 7.000 que esperamos para 2015.
Evidentemente, para poder llevar a cabo todo esto, hemos ido creciendo también como departamento; no sólo por el número de personas que hoy estamos adscritas a esta unidad, sino por el aprendizaje organizativo, metodológico y tecnológico que hemos ido incorporando.
Escribiendo este post, no puedo evitar tener un especial recuerdo a los/as profesionales que a lo largo de este tiempo, con su trabajo y dedicación, han contribuido a este crecimiento del que hablamos. Las personas que empezaron (empezamos) y siguen (seguimos) aquí; también quienes han pasado y atendiendo a su desarrollo profesional se trasladaron a otros departamentos. Los/as que os habéis ido incorporando en distintos momentos de esta historia y seguís aquí, con ganas, sacando adelante este ilusionante proyecto y también quienes ya no están porque, llegado el momento, se jubilaron. No es necesario dar nombres: todos/as y cada uno/a sois protagonistas de esta historia y estáis contribuyendo a este devenir del departamento.
Ah!!. Todavía nos quedan cosas, muchas cosas, por hacer, por lo que confiamos en seguir… CRECIENDO
Nota: este post se publicó originariamente en el blog del departamento de formación de la Diputación de Alicante

Q-EPEA Y LA GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO

Q-epeaDeseo empezar este post pidiendo disculpas sinceras a los seguidores del blog por estos meses sin nuevas entradas. Tenía cosas que contar, sin duda, pero cuando el mundo 1.0 te exige mucha dedicación, acabas por abandonar tus sitios 2.0

 Esta semana pasada (13 y 14 de noviembre) he estado en Bilbao, compartiendo con los amigos de Q-epea la jornada que anualmente celebran por estas fechas para conmemorar la semana europea de la calidad. Este año la dedicaron a la gestión del conocimiento y me invitaron a participar contando nuestras experiencias al respecto sobre Comunidades de Aprendizaje y el exitoso Proyecto Disraeli. (En los respectivos enlaces os dejo información al respecto).

La iniciativa de crear Q-epea por parte de diversas administraciones públicas vascas, me parece encomiable. Han conseguido articular un sistema de coordinación para las cuestiones relativas a la calidad, que les permite debatir, compartir, en definitiva avanzar, en esta compleja realidad de implantar sistemas de calidad en el ámbito público; y lo han hecho desde una lógica de aprender unos de/con otros, potenciando la eficiencia. Mención expresa merecen, desde mi punto de vista, la bolsa de auditores que han creado, así como el sistema de certificación de cartas de servicio.

Ahora mismo, son ya 27 las entidades públicas adheridas, de muy diverso tamaño y condición, y un ejemplo claro de lo fácil que es compartir recursos; lo que no acabo de entender es por qué, siendo aparentemente tan sencillo, en ningún otro lugar (que yo sepa) hemos sido capaces de construir nada parecido.

DSCF3117Entrando ya en la jornada en sí, que -por cierto- se celebró en el incomparable marco del majestuoso palacio euskalduna (otro ejemplo de buena gestión pues, según me comentaron, está generando beneficios desde el primer día de su puesta en funcionamiento), tuve la suerte de compartir el programa ( y aprender) con/de relevantes profesionales de lo público:

Carlos Suso, del instituto andaluz de administración pública nos explicó su programa de evaluación de competencias de los directivos públicos de la junta de Andalucía, así como el atractivo proyecto de mentoring al que denominan «Tutores y Telémacos«. Tomamos buena nota de ello, en la medida que es una sugerente forma de poner en valor y rescatar el conocimiento organizacional. En los tiempos que hoy corren, en los que estamos convencidos de la potencia del aprendizaje informal, iniciativas de este tipo pueden ayudar mucho en la formación de las nuevas generaciones de directivos públicos.

Y desde el Gobierno Vasco, nos mostraron, de la mano de Juan Isasi, el espacio de aprendizaje compartido y trabajo colaborativo al que denominan Jakingune y que han incardinado en el ya conocido PIP (Plan de Innovación Pública).

Simón Mesanza, apoyado por algunos de los protagonistas que están viviendo la experiencia, nos relató el proyecto Aurrerabide, un sistema de formación-acción en gestión pública, patrocinado por el Instituto Vasco de Administración Pública, diseñado bajo la lógica EFQM, que, a buen seguro dará mucho que hablar y que ojalá sea copiado por otras instituciones públicas.

Participar en esta jornada me ha supuesto, entre otras cosas, un plus de motivación. 150 empleados públicos, hombres y mujeres al servicio de las administraciones públicas vascas, comprometidos/as con la ciudadanía, debatiendo sobre proyectos de mejora, preocupados por la excelencia e intentando compatibilizarla con la necesaria eficiencia en la gestión, dice mucho en favor de quienes nos dedicamos a lo público, tan denostados, por otra parte, en la calle.

No quería cerrar el post sin dejar un par de apuntes.

Una parte de este viaje, tenía que ver, además de con la jornada, con seguir trabajando en un atractivo proyecto que llevamos entre manos el IVAP, el IAAP y nosotros, y del que os daremos buena cuenta cuando esté un poco más avanzado … y hasta aquí puedo leer 😉

DSCF3151Y la otra cuestión tiene que ver con el placer de estar (aunque fuesen apenas 24 horas) en Bilbao, no sólo por lo preciosa que está la ciudad (que también), sino por los excelentes anfitriones que tuvimos y que son una buena muestra de ese saber hacer que tanto nos atrae del sector público vasco; me estoy refiriendo a Joseba, Fulgen y Juanjo del IVAP,  a Txus Imaz del Ayuntamiento de Vitoria,  a Íñigo Bilbao del de Getxo, y a tantos otros y otras que vamos conociendo en estos y otros eventos.

Muchas gracias por dejarme compartir con vosotros mis reflexiones

YO TAMBIÉN ESTUVE EN EL I FORO: INTRAEMPRENDIZAJE EN LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

Portada-Foro-Intraemprendizaje-INAPEl pasado miércoles 4 de Diciembre tuvo lugar en Madrid, organizado por el INAP y en su sede, el «I Foro: Intraemprendizaje en la Administración Pública«, y que llevaba por subtítulo «El papel de las nuevas tecnologías en la formación». En el transcurso del mismo, se presentó también el «Ecosistema social y de conocimiento del INAP«.

Acudí a este evento atraído por los ponentes que iban a participar, pues prácticamente los conocía a todos, a unos de forma virtual y a otros personalmente, por haber compartido con ellos preocupaciones y proyectos relacionados con la mejora del servicio público. Con una parte importante de estos profesionales tuve el privilegio de participar en la elaboración del compromiso del innovador público, del que por cierto Miguel de Bas habló en la Jornada y que te invito a suscribir si estás de acuerdo, claro, con los principios que en él se expresan.

Otra de las razones que me impulsó a viajar de forma casi improvisada a Madrid, fue también estar presente en la «puesta de largo» de uno de los pilares que sustentan el nuevo INAP. Efectivamente, ese Instituto, referencia de la formación de los empleados públicos españoles, de cualquiera de los niveles de administración, está haciendo un giro de 180 grados que merece todo nuestro apoyo. Estamos pasando de un viejo INAP, anquilosado en su estructura y centrado en una formación tradicional, a una dinámica organización que ha vuelto la mirada al aprendizaje del empleado público y a la mejora del servicio al ciudadano. De una Institución cerrada en sí misma, a una casa con las puertas y ventanas abiertas (las físicas y las virtuales) a la sociedad en general. Una prueba palpable de lo que digo es que en el propio foro, tanto en las mesas como en los asistentes, convivimos empleados públicos con profesionales del ámbito privado.

Se trata además de un cambio nada improvisado, pues se sustenta en una rigurosa planificación de la que, poco a poco, van cumpliéndose los hitos que tiene establecidos. Lo importante ahora, a la vez que se avanza, es ir consolidando esos cambios. Por todo ello quiero felicitar públicamente a dos de sus partícipes, Manuel Arenilla, director del Instituto y Juan Carlos González, responsable de los programas formativos de administración local, grandes intraemprendedores, protagonistas de este cambio, aunque no quiero olvidarme de las personas y equipos que, con toda seguridad, están detrás de ellos.

A lo largo de la jornada, salieron a la luz algunas de las iniciativas que hay en el ámbito público, unas más modestas, otras más nuevas, las que ya llevan muchos años junto a las individuales; las que saldrán adelante por la posición de poder de quien las defiende, junto a las que, por desgracia, quedarán en la parcela casi personal por la falta de apoyo de sus organizaciones. No quiero nombrar a nadie en particular, pues seguro que soy injusto olvidándome de algunas iniciativas. Por eso, y si os preocupa lo público, os invito a que veáis la grabación con las intervenciones que el INAP colgará de su página web.

Hubo alguna voz crítica desde el público, en el sentido de que se empezaba por el tejado, y que este Foro llegaba con una década de retraso,  reivindicando la innovación y el intraemprendizaje casi como exclusivo del sector privado. No puedo estar más en desacuerdo con ello y así lo expresé a través de twitter. Hay muchos, demasiados ejemplos en los que apoyarse para indicar servicios eficaces en uno y otro sector, así como otros casos deleznables a los que no escapa, por desgracia, la empresa privada. Que no se nos olvide que todos y todas formamos también parte de la ciudadanía y por tanto nos movemos cotidianamente en ambos lugares.

Yo creo, estoy convencido, que la innovación debe empezar por uno mismo. Sólo desde una actitud autocrítica y reflexiva, en posición de permanente escucha activa y atendiendo a las necesidades planteadas por los ciudadanos y con un comportamiento ético y transparente, podremos lograr algún cambio. Ya tengo cierta edad, y quizá por ello he aprendido que son mucho más efectivos los cambios que puedes conseguir en tu entorno inmediato, con tu equipo, y en el marco de las competencias que tienes asignadas, porque además es factible conseguir que sean duraderos y que -al menos en esos pequeños ámbitos- se produzca el necesario cambio de cultura.

Si esta manera de entender lo público se complementa con la colaboración con otros que están empeñados en lo mismo, somos capaces de sacar del armario a los que no se lanzan, y a la vez hallamos iniciativas institucionales como las que nos ofrece el INAP, tendremos alguna posibilidad de que el mensaje cale y la transformación, el cambio, sean posibles….Y ésto, desde mi humilde punto de vista, es construir de abajo hacia arriba.

Sin embargo, no querría caer en el autobombo, ni participar de una cierta autocomplacencia que ayer, en el postforo me pareció percibir. El camino es largo, y apenas si hemos avanzado algún pequeño trecho. Nos pondrán palos en la rueda, dentro incluso de nuestras propias organizaciones. A este respecto, me permito recomendaros una serie de tres post que hace unos meses publicó Antonio Galindo, (innovador público y funkzionata de pro, al que eché de menos en la Jornada), bajo el título de «El ecosistema del INprendedor público» y muy especialmente el tercero de ellos, dedicado a los depredadores de este ecosistema

Y una última reflexión con respecto al formato de la Jornada. Lo que tuvo de positivo en el sentido de mostrar la gran cantidad de profesionales que desde distintos lugares están trabajando por lo público, conspiró contra la posibilidad de participación de los asistentes debido al poco tiempo disponible. Entre el público, y sólo de los que yo conocía, identifiqué a directores de Escuelas e Institutos de formación de las autonomías, responsables de formación de entidades locales, federaciones de municipios y organizaciones sindicales, profesores de universidad, consultores, directivos de empresas del mundo del e-learning….Poder oír sus impresiones hubiera aportado valor al Foro, con total seguridad.

Y también eché de menos, en parte por cómo se desarrolló la Jornada, y en parte por mi propia agenda de viaje, la posibilidad de hablar, intercambiar opiniones, preguntar, en definitiva aprender de otros…. de los que ya conocía y sobre todo de los que desvirtualicé allí. Es importante, apunto, prever también la importancia de los «pasillos» y de las «pausas café». Yo soy un arduo defensor. Es probable que incluso alguna vez me hayáis oído o leído mi reivindicación de «Hay que elevar a la categoría de formación los pasillos y las pausas-café»

¿Para cuándo y dónde el próximo encuentro de innovación pública?