PASADO, PRESENTE Y FUTURO DEL APRENDIZAJE EN EL SECTOR PÚBLICO

Cuando uno va cumpliendo años, hay una irresistible tendencia a mirar hacia atrás. No lo digo en ese sentido pesimista tan frecuente de “cualquier tiempo pasado fue mejor”, sino como sano ejercicio de hacer balance, para saber situarse y desde ahí, planificar el futuro.

En mi caso, llevo casi 30 años dedicado a esto de la “formación en el sector público” o quizá mejor “Formación para empleados públicos”, y siento cierta nostalgia al recordar los comienzos, año 90 del siglo pasado (uff, como suena esto) y reflexionar sobre:

¿Qué hacíamos?

Pues yo creo que básicamente:

  • Cubrir carencias. Los sistemas de selección y reclutamiento estaban (y siguen estando) basados en la memorización de normas legales y en la superación de pruebas de velocidad mecanográfica. Con esos mimbres, el desempeño laboral en la mayoría de puestos, no estaba para nada garantizado: atención al ciudadano, procesos de trabajo, habilidades personales y profesionales, etc. conformaban la agenda de nuestro departamento en los primeros 90.
  • Formación en tecnologías. Se daba, hace 30 años, una gran paradoja. Se seleccionaban empleados públicos mediante pruebas de velocidad mecanográfica (os recuerdo que eran además pruebas eliminatorias) y los nuevos funcionarios, al comenzar su trabajo, iban a tener en su puesto un ordenador. La formación en informática básica, sistemas operativos y aquellos paquetes integrados de procesador de textos, base de datos y hoja de cálculo, significaba prácticamente las tres cuartas partes de los recursos dedicados a la capacitación profesional, pero era algo no solo necesario, sino imprescindible.
  • Formación en nueva normativa. Vivimos en un país que ha sido (y es) muy prolijo en materia de normativa. Desde luego, si de algo puede presumir nuestra administración pública, es de “garantista”. En la administración local esta cuestión es más entendible, toda vez que la puesta en marcha de los ayuntamientos democráticos (primeras elecciones en 1979) exigía de alguna forma, ir dando cobertura a los nuevos servicios que se implementaban. Por lo tanto, hubo que dedicar también importantes recursos a la formación en procedimiento administrativo, haciendas locales, contabilidad pública…

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  1. Foto: embalse del balneario de Panticosa. Pirineo aragonés (Huesca). Archivo personal

¿Y cómo lo hacíamos?

Todos éramos nuevos en esto. Los modelos imperantes en los que mirarnos, venían de la universidad y también de las empresas dedicadas a la consultoría y la formación, las escuelas de negocios, etc., pero no eran del todo aplicables. Había pues que construir (o al menos intentarlo) un nuevo modelo. Recurrimos a la andragogía, profundizamos en las aportaciones del constructivismo, buscamos referentes en los que habían empezado antes y tenían cierto éxito, etc. Intuíamos pues que no debíamos reproducir un modelo escolar clásico y nos centramos en aplicar metodologías dinámicas que potenciaran la práctica, el aprendizaje basado en la acción.

Otro problema con el que nos encontrábamos era la búsqueda de docentes. Los mecanismos de trabajo y de toma de decisiones en el sector público son complejos y singulares a la vez. No había, ni en el mercado académico, ni en el de las escuelas de negocios, expertos en el funcionamiento de la administración, lo que nos llevó a buscar dentro, es decir, mirar en la propia institución y en otras organizaciones públicas, a la búsqueda de colaboradores que quisieran trasladar su saber hacer y experiencia, y que tuvieran voluntad de mejorar el funcionamiento de la administración. Ahora bien, a estos docentes ocasionales había que instrumentarles con herramientas pedagógicas. Así nacieron los primeros cursos de formación de formadores, centrados tanto en la necesaria planificación educativa como en metodologías de impartición y sistemas de evaluación. Aprendimos mucho juntos y descubrimos a excelentes formadores que jamás se habían planteado dedicarse a la docencia ni siquiera esporádicamente.

Ah, y obviamente, todo esto, en formatos presenciales, dentro de un aula, en horarios diversos que permitieran compatibilizar trabajo y formación, pero que a la vez no penalizaran la conciliación trabajo-ocio-familia. Surgieron las comisiones paritarias de formación y tuvimos que aprender también sobre negociación sindical.

Volvamos al presente.

Las necesidades formativas actuales son bien distintas, por lo que las respuestas a las mismas también han de serlo. Nuestros compañeros, cuando se dirigen a los departamentos de formación, ya no es para pedir un curso sobre tal ley, o determinado programa informático. Lo que demandan ahora es mucho más concreto, y suele ser ayuda para resolver un determinado problema laboral, apoyar un cambio organizativo, para poner en marcha un nuevo servicio u oficina. …Y las soluciones que damos, tampoco son las mismas; hace 20 o 25 años, cuando salía una nueva norma, poníamos en marcha un curso más o menos estándar del que, en el mejor de los casos, hacíamos dos versiones, una para personal técnico y otra para administrativos; con ello, satisfacíamos –por decirlo así- la necesidad formativa. Hoy, años 2017 y 2018, con la formación sobre la nueva ley de contratos como indicativo, la amalgama de oferta ha sido (está siendo al menos aquí) muy variada, atendiendo precisamente las distintas particularidades de la demanda: jornadas exprés para cargos electos, seminarios de debate para juristas y especialistas en contratación pública, formación presencial en formato taller para profesionales adscritos a departamentos de contratación, formación on line para personal administrativo, curso práctico de licitación electrónica en la plataforma de contratos del sector público …, así como la puesta a disposición de las grabaciones de expertos a modo de repositorio de contenidos. Atención porque la primera jornada de un seminario que celebramos en noviembre del año pasado, lleva más de 19.000 visualizaciones a día de hoy, lo que es una muestra de la importancia de estos repositorios.

Con esta reflexión, lo que quiero apuntalar es la idea de que la manera de aprender ha cambiado, está cambiando. Estamos ante un cambio de paradigma formativo. Ya no hablamos tanto de formación (mirada puesta en el formador y el gestor) y preferimos utilizar el término aprendizaje (centrados en el alumno). Los contenidos a la carta (ver ejemplo anterior) están sustituyendo a los contenidos estándar. Buscamos una orientación aplicada de los aprendizajes obtenidos y de su transferencia al puesto e impacto que producen en la organización, primando esta opción sobre la orientación teórica, a la que podemos acceder desde modelos de autoaprendizaje. La actitud receptiva y pasiva del alumno que “escucha”, está dando paso a un alumno proactivo, que construye su aprendizaje con la ayuda de los demás. Delimitábamos el hecho educativo a lo que ocurría en un tiempo determinado dentro de las paredes de un aula física o virtual (LMS). Hoy sabemos que los mejores aprendizajes los obtenemos en el propio puesto de trabajo y, en todo caso, en espacios informales de encuentro y conversación, como por ejemplo junto a las máquinas del café.

¿Y qué es lo que ha facilitado que aprendamos de otra manera?

Sin duda, la eclosión de Internet ha tenido mucho que ver en general, y en particular los “mundos 2.0”, no tanto como concepto tecnológico (que también), sino desde una visión más filosófica, por decirlo así. Me quiero referir con ello a las facilidades para compartir, participar, colaborar, en definitiva, interrelacionarnos con otras personas, que propicia la web 2.0. Si antes decíamos que una parte importante del aprendizaje se produce a través de la conversación, las redes sociales son sobre todo, espacios idóneos para ello.

Nuestro entorno personal de aprendizaje (PLE) configura la manera de aprender en esta sociedad digital. Tal como dice Jordi Adell, nuestro PLE lo conforman el conjunto de herramientas (recursos tecnológicos, programas….) que utilizamos para acceder a la web, los recursos o fuentes de información (blogs, videos, revistas, páginas web) a los que acudimos, así como la red de personas con las que estamos conectados para debatir, conversar, relacionarnos…., aprendiendo unos con/de otros de manera colaborativa.

Cada uno de nosotros, pues, tiene su propio PLE, que además es dinámico y cambiante. Nuestra red de contactos se va ampliando y cambiando; cada día hay más recursos disponibles, y el mercado nos ofrece nuevas herramientas de acceso a los mundos virtuales. Yo mismo, reconozco que, desde que comencé a bucear por internet y crearme cuentas en distintas redes sociales, aprendo de otra forma. Sería algo así:

Presentación CoP genérica

Fuente: archivo personal del autor

De alguna forma, la grave crisis sistémica que comenzó hace una década y que arrasó con tantas cosas, también ha favorecido estas nuevas maneras de aprender y el trabajo colaborativo. Los recursos formativos, tanto del sector público como del privado, se redujeron drásticamente. Como nunca se había hecho antes, hubimos de poner en juego toda nuestra imaginación para atender las necesidades formativas detectadas sin apenas recursos económicos. Ello nos motivó a indagar con más fuerza en el aprendizaje colaborativo (podemos decir que empezó la época de oro de las comunidades de aprendizaje y de prácticas),en el aprovechamiento de los recursos de la red para crear repositorios de contenidos, en potenciar el aprendizaje en el puesto de trabajo facilitando la realización de prácticas y estancias formativas, en el impulso corporativo del aprendizaje social y del autoaprendizaje, en la búsqueda de herramientas para gestionar el conocimiento organizacional, etc.

¿Y el futuro….?

El escenario de futuro (de presente ya) de la formación y el aprendizaje de los empleados públicos, desde mi punto de vista está caracterizado por:

  • Limitados recursos económicos. Hay quien sigue pensando que esta crisis algún día finalizará y “todo volverá a ser como antes”. Los fondos destinados a financiar la formación pública se han reducido en torno a un 60% en la última década. En lo que respecta a la administración local, además, se ha cambiado de modelo de gestión. Está claro que deberemos trabajar en entornos con una fuerte limitación del gasto, y eso será uno de los factores que condicionará nuestra manera de gestionar la formación pública.

 

  • Incorporación de la Tecnología. No estoy pensando únicamente en el uso de plataformas para la formación on line, o la multiplicidad de dispositivos desde los que acceder a nuestros campus, sino más bien en herramientas que nos ayuden a llevar a cabo analíticas de aprendizaje para prescribir la formación que necesitarán nuestros empleados; estoy pensando en cómo incidirá la inteligencia artificial en el aprendizaje, en simuladores, etc. El profesor ¿seguirá siendo necesario?, ¿cambiara hacia roles más tecnológicos?, ¿desaparecerá? …

 

 

  • Autonomía de los empleados. Los empleados públicos, las personas en general, son (somos) protagonistas de nuestros procesos de aprendizaje; en realidad siempre lo hemos sido, aunque a veces uno tenga la sensación de que en algún momento el “sistema”, les (nos) robó esa autonomía. Por tanto, la formación de oferta, tal como se viene entendiendo ahora, tenderá a la desaparición, o al menos su peso específico disminuirá, en favor de demandas puntuales, concretas, centradas en la resolución de problemas específicos, a las que, desde los departamentos de formación habrá que dar respuesta inmediata.

Para incidir en este doble juego de aprendizaje formal / aprendizaje informal, o dicho de otra manera, lo que te ofrezco aprender desde los planes de formación institucionales frente a lo que aprendes por tu cuenta, en tu puesto de trabajo, en la máquina del café, los gestores de la formación pública nos enfrentamos a dos retos indisociables:

  • Formalizar el aprendizaje informal. Si estamos de acuerdo en que hoy en día la mayor parte del aprendizaje relacionado con el desempeño laboral se obtiene por esta vía, deberemos buscar fórmulas para reconocerlo. No es de recibo primar para un determinado puesto a quien justifica, mediante un certificado formal, una determinada cualificación, frente a otro que ha adquirido la misma, o mayor destreza, mediante vías informales. Lo suyo es demostrarlo en la práctica, pero todos conocemos el valor que se sigue dando a las certificaciones en el ámbito público. En relación a este problema, a finales de 2012, el Consejo de la Unión Europea ya dictó unas recomendaciones para validar los aprendizajes informales; en la misma línea el CEDEFOP, hace dos años, estableció unas directrices para hacerlo. En honor a la verdad, hemos de reconocer públicamente el esfuerzo y rigor con el que Escuelas e Institutos de formación de empleados públicos de diversas autonomías, están tratando este tema, haciendo convocatorias específicas para acreditar este tipo de aprendizajes.

 

  • Informalizar el aprendizaje formal. Está claro que, al menos durante un tiempo prudencial, hemos de mantener formación de oferta. Planes de formación de acogida, formación transversal sobre habilidades personales, sociales y tecnológicas, formación básica sobre normativas legales, etc. seguirán formando parte de nuestros planes; las desarrollaremos en formatos presenciales o virtuales (o blended) y sus principales destinatarios serán sobre todo profesionales de nuevo ingreso o que cambien de departamento o que haya que recualificar por desaparición de los puestos que ocupan. También el grado de expertez profesional, por decirlo así, determina el tipo de necesidad formativa y, por tanto, el nivel de respuesta más idóneo. En todo caso, y reconociendo el creciente impacto del aprendizaje informal, será bueno que, complementando esas actividades formativas más formales, ofrezcamos a los empleados la posibilidad de inscribirse en comunidades de aprendizaje para seguir aprendiendo, apoyando y sugiriendo su adscripción a determinadas redes profesionales, instrumentarles en la búsqueda de recursos en internet…, en definitiva, ayudándoles en el descubrimiento de lo informal.

La administración pública de este país, en cualquiera de sus niveles: central, autonómica, local o institucional, va a sufrir tremendos cambios en los años venideros, fruto, entre otras cosas, del relevo generacional y de la progresiva mecanización de tareas. Ante ello, los gestores de formación públicos deberemos estar sensibilizados para adaptarnos a los nuevos roles. O lo asumimos o seremos prescindibles.

Nota: este post se publicó originariamente en el blog Analítica Pública, de Sergio Jiménez

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Hacia dónde va la formación corporativa en el sector público

img_5164Necesariamente he de empezar este post pidiendo disculpas a las personas seguidoras y lectoras de Al Trasaire. Ha pasado mucho tiempo desde la última publicación y bien que lo siento. Dificultades físicas me han tenido unos meses «fuera de juego», pero que nadie se preocupe porque ya estoy de vuelta a pleno rendimiento.

Tengo varias cosas pendientes de contar a las que haré referencia en las siguientes entradas (espero). Una de ellas -de la que quiero hablaros hoy- es la última edición del Congreso #GIGAPP que tuvo lugar a comienzos del mes pasado en Madrid.

Liderado por la Escola d´Administració Pública de Catalunya, y bajo el nombre de «Empleados públicos del siglo XXI: nuevas formas de aprendizaje para un nuevo entorno», tuvimos ocasión de poner en común 7 experiencias de otras tantas organizaciones públicas que están (estamos) intentando poner en valor, aún de forma tímida, sistemas de aprendizaje acordes a las necesidades y expectativas de ese empleado público de este siglo

josem_uraniaEl Instituto Andaluz de Administración Pública, de la mano de su director, José María Sánchez Bursón, nos habló del reciente MOOC que sobre innovación en el sector público han celebrado este año. Quizá me hayáis oído decir en alguna ocasión que, este MOOC, marca un punto de inflexión en la formación de empleados públicos: por el contenido, por los ponentes elegidos, por la forma de dinamizarlo, por los productos generados en él … Más de 4000 personas lo han seguido, con diferentes niveles de implicación, claro, pero ha sido una palpable demostración de que el IAAP apuesta con fuerza por estas nuevas formas de aprender.

Tuve la ocasión, en el marco de este MOOC, de participar en una de sus actividades complementarias, consistente en un debate sobre innovación (#IAAPinnovaDBT1) con  grandes profesionales del sector, a través de hangout. Os dejo aquí la referencia que incluye la grabación del mismo. Por cierto, a pesar de lo largo que es, me sorprende que ahora mismo tenga más de 1200 visualizaciones.

El siempre genial en sus comunicaciones públicas Dani Giménez Roig, presentó la experiencia de las comunidades de práctica de la agencia de salud pública de Catalunya. Desde hace más de seis años, Dani viene consiguiendo poner en marcha comunidades de expertos que, de manera colaborativa, aprenden y generan productos de indudable interés para la práctica profesional que ejercen a diario. Estamos hablando de unas 50 CoPs. Dignos de destacar son los «mercadillos del conocimiento», encuentros en los que ponen en común y seleccionan las temáticas sobre las que luego se articularán las distintas comunidades, y también las exitosas jornadas de presentación de resultados.

La Escola d´Administració Pública de Catalunya, de dónde, como os digo al principio, surgió la iniciativa de proponer este grupo de trabajo al congreso GIGAPP, nos presentó por medio de Sylvia Alonso, subdirectora de esta institución y una de las mejores profesionales del Estado en el campo de la formación de los empleados públicos, sus novedades en materia de gestión del conocimiento, fomentando el aprendizaje en el puesto de trabajo y el autoaprendizaje de los empleados, mediante la puesta a disposición de diversos recursos, contenidos curados y abiertos, espacios de colaboración, participación y relación, redes de expertos, etc.

gt_completoEste tipo de congresos permite, entre otras cosas, conocer (desvirtualizar) a profesionales a los que conoces a través de sus obras; es el gran potencial de las redes conectando personas. Es lo que me ocurrió con Félix Serrano, del INTEF. Nos presentaron la acción de innovación interna #HackINTEF, desarrollada en el último trimestre de 2015, y posteriormente galardonada en los premios del congreso nacional de innovación y servicios públicos, en marzo de 2016. En este enlace podréis conocer algo más del proyecto.

También desde el ámbito de la educación formal, nos llegó la experiencia de Urania Flores Da Cruz Freitas de la Universidad de Brasilia, centrada en los desafíos de la formación del profesorado de la escuela pública brasileña que han de desarrollar su labor en contextos sociales tan complicados como los de este país sudamericano.

Desde mi punto de vista, esta ponencia más próxima al ámbito de la investigación universitaria, hizo que nuestro grupo de trabajo fuera una fiel representación de lo que el GIGAPP significa en lo referente a relacionar al mundo de la gestión con la academia, dejando también patente la vocación iberoamericana de estos congresos.

Ya había tenido ocasión de escucharles en otras jornadas, pero me sigue pareciendo digno de elogio el esfuerzo que Robert López Pastrana y Elsa Paredes Calonge están haciendo en el Ajuntament de Sant Boi de Llobregat, implicando a los empleados de esa entidad local en la curación de contenidos. Es un claro ejemplo de cómo, en una institución pequeña y sin necesidad de invertir recursos económicos extraordinarios, se puede gestionar el conocimiento organizacional y fomentar el trabajo colaborativo y el aprendizaje social y en el puesto de trabajo (aprendizaje informal).

Han sido merecedores de algunos premios y representan, sin duda, un lugar al que volver la mirada para aprender como motivar a los empleados públicos.

En mi caso, tuve la oportunidad de presentar nuestras experiencias más relevantes sobre aprendizaje informal: jornadas de networking, «Fem un café?», CoPs, Proyecto Disraeli, y «Las 10 cosas que debes saber para….», de las que ya hemos hablado en otros post y que también hemos debatido en algunos otros encuentros.

En cualquier caso, os enlazo aquí con el pdf de la ponencia por si tenéis interés en profundizar en ellas.

poster-cartel-2016-1-web-defLas prácticas sobre las que tuvimos ocasión de debatir en este grupo de trabajo del #GIGAPP2016, no son las únicas que se están desarrollando en el ámbito público, pero de alguna forma, apuntan hacia los necesarios cambios que hay que llevar a cabo en el terreno de la formación de los empleados públicos, no sólo desde la perspectiva metodológica y pedagógica, sino también desde la gestión. Los departamentos de formación, los gestores, no podemos permanecer ajenos a estas nuevas maneras de aprender que reclaman nuestros empleados públicos del siglo XXI.

Para terminar, dejar constancia una vez más, del agradecimiento a la EAPC por haberme dado la oportunidad de formar parte de este interesante grupo de trabajo

 

Otras formas de Aprender: experiencias en el sector público

La formación de los empleados públicos de la administración española, aunque es una actividad que se ha sistematizado en los últimos 20 años, ha intentado resolver las necesidades de aprendizaje de los funcionarios a la vez que favorecía los imprescindibles procesos de cambio y modernización de las respectivas instituciones.

En este sentido, ha ido evolucionando en función del momento. La formación presencial más clásica, en aula, incorporando las metodologías al uso, ha dado paso, con la eclosión de las tecnologías de la información y la comunicación, las oportunidades que brinda la web 2.0, y la disminución de los recursos económicos disponibles, a otras maneras de entender y gestionar el aprendizaje y el conocimiento organizacional.

Es este contexto observamos que han ido surgiendo iniciativas, algunas más institucionales y otras fruto de la mentalidad innovadora de algunos empleados públicos, basadas en otra concepción de la formación y el aprendizaje. Y a su vez, ello ha motivado cambios en los departamentos responsables de prestar este servicio, más preocupados ahora por dar respuestas concretas y rápidas a las necesidades planteadas, poniendo más la mirada en el usuario alumno y creando espacios colaborativos organizacionales en los que se genera aprendizaje y aumenta el conocimiento crítico de la institución.

En el IV Congreso Internacional EDO, que se celebrará en Barcelona los próximos días 11, 12 y 13 de mayo, cuyo lema en esta ocasión es «aprendizaje situado y aprendizaje conectado: implicaciones para el trabajo» vamos a tener ocasión de reflexionar sobre todo ello, dando a conocer algunas de las experiencias más relevantes llevadas a cabo en el sector público.

Al menos tres simposios se centrarán directamente en ello, recogiendo nada menos que 17 experiencias distintas. Jesús Martínez, implicado muy directamente en la organización de este Congreso, hacía referencia en su blog a estos simposios hace unos días.

A mí me encargaron coordinar el que lleva por título «Experiencias aplicadas en la transformación de la formación tradicional en el ámbito público», que desarrollaremos el viernes 13 de mayo de 09:30 a 11:30 horas

He intentado recopilar una muestra representativa de experiencias, de tal manera que las hubiera de todos los niveles de administración (central, autonómica y local). Hay muchas más, evidentemente, pero las limitaciones propias de este tipo de eventos, nos han obligado a acotarlas. Son muy distintas entre sí, pero todas están basadas en el aprendizaje social y el trabajo colaborativo.

El Instituto Andaluz de Administración Pública (IAAP), nos detalla su experiencia de formación de directivos a través de su ya consolidado programa de mentoring. Lleva más de 7 años funcionando y han pasado por él más de 550 directivos.

La comunidad de formadores internos del Ministerio de Industria, Energía y Turismo (MINETUR), es un gran ejemplo de cómo convertir una situación de crisis en una oportunidad de aprendizaje. Han conseguido crear una red que conecta a los empleados tanto de la sede central como de los servicios periféricos, que actúan como formadores internos.

La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), ha resuelto con nota las dificultades propias de su propia estructura (más de la mitad de sus empleados, prestan servicio en oficinas en el exterior), aprovechando la tecnología y creando un entramado de redes del conocimiento que contribuyen no solo a la gestión del mismo, sino también a la coordinación, comunicación y aprendizaje de sus miembros.

Desde la Diputación de Soria, su responsable de contratación nos cuenta su experiencia de creación de una comunidad de prácticas sobre contratación, a partir de la necesidad de resolver problemas cotidianos que se plantean, sobre este tema, en cualquiera de las administraciones públicas. Casi 2200 miembros, distribuidos en 18 grupos de trabajo especializado y 1239 temas tratados en su foro, son cifras muy elocuentes respecto a la grandeza de esta iniciativa.

El Estatuto Básico del Empleado Público, estableció la categoría de directivo público, pero a excepción del desarrollo normativo hecho por algunas autonomías, sigue siendo un tema pendiente de resolver. La Fundación para los Compromisos de Calidad, lleva unos años investigando en el perfil competencial de esta importante figura para nuestras administraciones; ha diseñado con éxito una formación ad hoc que huye de los estándares clásicos, y ha puesto en marcha un sistema experimental de acreditación.

Desde la Diputación de Alicante, a partir de la puesta en marcha de nuestro proyecto “Formación 2.0”, estamos intentando innovar en los sistemas de enseñanza/aprendizaje. Nuestra aportación consiste en daros a conocer las iniciativas, en algún caso muy incipientes todavía, de aprendizaje informal que impulsamos y de las que hace un tiempo hablábamos en otro post de este blog.

Os esperamos pues, en Barcelona, en #CIEDO 2016 para que conozcáis estas (y otras) experiencias de la mano de sus protagonistas, y podamos debatir sobre ellas y encontrar fórmulas que mejoren el aprendizaje de los empleados públicos


 

Aprender en la máquina del café: mi aportación al #CNIS2016

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Los pasados días 2 y 3 de Marzo, en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (Casa de la Moneda), tuvo lugar la VI Edición del CNIS , bajo el lema «Transformación digital al servicio de las personas».

Se trata de un congreso anual que, en su origen, se dedicada a temas tecnológicos relacionados con el sector público (Interoperabilidad y Seguridad), y que, sin cambiar sus siglas, se ha «reciclado» en Congreso Nacional de Innovación y Servicios Públicos, lo que ha ayudado, sin duda, a ampliar su campo de acción, aunque siempre centrado en el ámbito público.

Solo alguien como Miguel A. de Bas, su director, es capaz de concitar la presencia de tantas y tan variadas organizaciones públicas y privadas cuyo objeto de trabajo es el servicio público, y de más de 700 profesionales (este año se cerró la inscripción por aforo completo) empeñados en innovar y mejorar la administración pública de nuestro país. Vaya por lo tanto mi sincera felicitación por tal logro.

No pude estar en el congreso mas que el segundo día, en el que participé como ponente en la mesa «La formación como palanca estratégica de transformación hacia la sociedad digital».

Moderada por Inmaculada Sánchez Ramos, responsable de formación de la agencia para la administración digital de la Comunidad de Madrid, en la que fue también ponente, participamos Manuel Arenilla, director del INAP y yo. La propia moderadora, ha dejado un resumen estupendo de lo aportado por cada uno bajo el título «Del empleado público tradicional al empleado público 2020»

Me tocó hablar el último, y como suele ocurrir en estas ocasiones, me quedé sin tiempo, no tanto porque los demás hubieran ocupado más de lo habitual, sino por el propio retraso acumulado a esas horas de la tarde. Por lo tanto, de los 15 minutos inicialmente previstos, me dejaron apenas la mitad. Ello me sirve de excusa para intentar contaros, muy brevemente, mi línea argumental de lo que pretendía decir (Lo dicho ya lo tenéis en el video anterior) 😉

Creo que no descubro nada nuevo si afirmo que, en el tema formativo (no sólo de empleados públicos), estamos ante un cambio de paradigma. La manera de aprender está cambiando (ha cambiado) ostensiblemente. Y no lo digo tanto por la incorporación de las nuevas tecnologías que propician el aprendizaje on line, sino sobre todo por el propio concepto. El conocimiento, o mejor, la información que lo propicia, ya no está encerrada en libros, ni en la cabeza del profesor sabio; muy al contrario, está dispersa en múltiples lugares, a los que podemos acceder en tiempo real gracias a las herramientas de las que disponemos, y de la redes de profesionales de las que formamos parte.

Si se está de acuerdo en que prácticamente el 90% de lo que sabemos lo hemos adquirido vía aprendizaje informal, y sólo el 10% a través de metodologías formales, los gestores de formación de las organizaciones (públicas y privadas) no podemos seguir invirtiendo la totalidad de nuestros recursos en los «aprendizajes formales».

Desde esta perspectiva, propongo cuatro iniciativas a las organizaciones para facilitar el aprendizaje de sus empleados:

Impulsar el aprendizaje en el puesto de trabajo

Todos nosotros hemos desarrollado nuestras competencias profesionales a partir de la experiencia que hemos ido adquiriendo en nuestros respectivos puestos de trabajo. Hemos ido resolviendo el día a día y a la vez aprendiendo y sistematizando las soluciones a los problemas cotidianos.

En esta línea, es importante que pongamos en valor la figura de los tutores; articulemos fórmulas para aprovechar el conocimiento y experiencias adquiridos por éstos, en beneficio de los empleados más jóvenes e inexpertos.

Si estamos convencidos de que no hay otra manera de aprender que no sea el «aprender haciendo» una forma de impulsar el aprendizaje en el puesto de trabajo, es propiciar los ensayos y las simulaciones. Antes, o más allá de la parte de aprendizaje conceptual, posibilitemos que los nuevos «aprendices» tengan ocasión de observar a otros y ponerles en la tesitura de solucionar problemas. Pensemos en cómo aprendemos a ir en bicicleta, a nadar, a cocinar, etc. …. De la misma forma, desde la práctica, serán más consistentes también los aprendizajes sobre como articular un expediente administrativo, resolver una subvención u otorgar una licencia de obras.

Y de esto que decimos, ya comienza a haber experiencias: el Instituto Andaluz de Administración Pública lleva 7 años desarrollando un atractivo programa de «Mentores y Telémacos» a través del que los directivos senior, tutelan a los junior. Por otro lado, las «estancias formativas» de la Escuela de Formación e Innovación de la Administración Pública de la Región de Murcia, ejemplifican estas maneras de aprender en el puesto de trabajo

Facilitar el aprendizaje social

Cuando nos enfrentamos a un problema y no encontramos la solución, buscamos a quien la tiene (o que al menos creemos que la tiene), es decir, preguntamos.

Se dice que el aprendizaje social (aprender de y con los otros) constituye al menos el 20% de nuestro bagaje. Si esto es así, debemos facilitarlo en el entorno de nuestras organizaciones.

En este cambio de paradigma de la formación al aprendizaje, los gestores de formación debemos preocuparnos más por generar espacios de encuentro entre los profesionales que faciliten la conversación, que de programar cursos tradicionales al uso.

En alguna ocasión me habréis oído decir que, para fomentar el aprendizaje, los directivos de las organizaciones han de preocuparse por instalar muchas máquinas de café en los lugares de trabajo….. y no precisamente para que aumente el consumo de cafeína….

Las comunidades de práctica y/o de aprendizaje, son un ejemplo claro de aprendizaje colaborativo. En aquellos casos de profesionales muy cualificados, la manera de aprender por excelencia la encontraran debatiendo con sus iguales, sacando a la luz su saber hacer y generando productos (soluciones) útiles para su organización.

Felizmente, en el ámbito público hay ya dilatada experiencia sobre las mismas. En la Consellería de Justicia de la Generalitat de Catalunya, con el programa Compartim, fueron pioneros. Las experiencias del Instituto Asturiano de Administración Pública, y de la Agencia Catalana de Salud Pública son dignas de tener en cuenta, y las nuestras, las del departamento de formación de la diputación de Alicante, también, creo, aportan luz en este mundo del aprendizaje de los empleados públicos.

Conversar, conversar, conversar…., esa es la clave

Gestionar el conocimiento

Las propias organizaciones desconocen el conocimiento que hay dentro de ellas. En la mayoría de las ocasiones buscamos fuera las soluciones que casi con toda seguridad habríamos encontrado dentro si hubiéramos investigado lo suficiente.

Aquellas organizaciones que han articulado fórmulas para preguntar a sus propios empleados acerca de cómo solucionar determinados problemas, han hallado la solución eficaz y además a coste cero. Por otra parte, las empresas de más éxito, suelen coincidir con aquellas que más tienen en cuenta el parecer de sus empleados y que incluso planifican espacios y tiempos (volvemos a las máquinas del café) para la creatividad y la generación de ideas. Y ¿por qué no podemos hacer algo parecido en la administración pública?.

Un estudio reciente sobre la función pública vasca, nos pone sobre aviso de un problema de gestión del conocimiento que debemos abordar más pronto que tarde, sobre todo si tenemos en cuenta que las pirámides de población de todas las administraciones públicas son semejantes. Os dejo un par de datos de ese estudio para la reflexión: la edad media de los empleados públicos está en los 51 años (54 si tenemos en cuenta sólo a los funcionarios). En los próximos 15 años, se jubilan más de los dos tercios de éstos, y en ese mismo período se jubilarán el 78,09% de los que ocupan algún puesto de jefatura. Y el problema no es que se jubilen (nos jubilemos)…¡¡faltaría más!!. El problema es irse sin dejar aquí el conocimiento y la experiencia acumulados. Corremos pues el riesgo de que se descapitalicen, desde el punto de vista del conocimiento, nuestras instituciones públicas. No hace mucho, el amigo Jesús Martínez se hacía eco de este mismo problema en un magnífico post que os recomiendo

Urge pues que pongamos en marcha programas de gestión del conocimiento, e iniciativas como algunas de las apuntadas anteriormente. En nuestro caso, con el proyecto Disraeli, del que seguro que habéis oído hablar, intentamos poner un granito de arena en la solución de problemas de este tipo

Potenciar el autoaprendizaje

Cada uno de nosotros decidimos qué aprender, y además cuándo y cómo hacerlo. En el aprendizaje, cada día somos más autónomos. Somos los protagonistas de nuestros propios procesos de aprendizaje, no lo olvidemos.

Si a la hora de enfrentarme a un problema para el que no encuentro solución, llego a la conclusión de que he de aprender algo nuevo, no me sirve que el gestor de formación de mi organización me derive al «curso reglado» en el que se aborde esa materia. Seguramente necesitaré la solución mucho antes, y en consecuencia, me pondré a investigar sobre ello.

Lo que ahora nos piden nuestros empleados a los responsables de formación de nuestras organizaciones, es que les ayudemos, y les facilitemos esa búsqueda, esa investigación; adquiere pues un nuevo sentido, trabajar en repositorios de contenidos, reutilizando los materiales utilizados en otras metodologías, o generando productos nuevos, aprovechando las nuevas tecnologías. También «curando contenidos» obtenidos a través de las redes.

Facilita más el aprendizaje de una herramienta informática un videotutorial de 10 minutos, que todo un curso de 30 horas lectivas, en el que, casi seguro, si encontramos la solución a lo que buscamos, será fuera del aula (otra vez la máquina del café ;-))

En esta cuestión también tenemos ya algún referente. A bote pronto, me viene a la mente el banco de conocimiento del INAP, y de manera más humilde, nuestro intento con el proyecto «Las 10 cosas que deberías saber para …»

En esta sociedad del conocimiento, en este cambio de paradigma formativo, el aprendizaje pasa por ejercitarnos en las «tres ces»: conversar, curar y cocrear….

Os dejo a continuación la presentación utilizada:

HABLANDO DE INNOVACIÓN (Entrevista para INAP Social)

Hace unas semana, Marina Vega y Antonio Galindo, community managers de INAP social, me hacían una entrevista para publicarla en la comunidad de innovación de la citada red social.

Por la propia configuración de la red, su lectura queda restringida a los miembros de la misma; por ello, y tras comentarlo con Marina y Antonio, la publico aquí para que pueda ser consultada y leída sin restricciones. Espero que os guste (en negrita y numeradas, las preguntas)

inap social

  1. Es muy habitual en este tipo de entrevistas hablar de las barreras a la innovación que la administración pública pone en el camino de quien quiere emprenderla, pero, siendo positivos, nos gustaría que nos hablases sobre aquellas oportunidades que brinda.

– La innovación crece mejor en ecosistemas líquidos, permeables, horizontales…, en entornos “frikies” podríamos incluso decir, y las administraciones públicas no parece que se caractericen por esta descripción. Muy al contrario, sigue estando jerarquizada, es rígida en sus esquemas y procedimentalmente muy cerrada. Sin embargo siempre hay resquicios y pequeños lugares por los que se cuela un rayo de luz y una ráfaga de viento fresco.

Mentiría si digo que es fácil innovar en nuestras organizaciones públicas, pero también lo haría si negara la posibilidad de hacerlo. Es verdad que es complicado actuar a nivel de toda la organización, pero no tanto si nos planteamos cambios a nivel de entornos más pequeños: unidad, departamento, etc. Es como la gota de agua que produce ondulaciones que acaban llegando a todo el recipiente.

Para que haya innovación, lo mejor es “dejar hacer”. Sabemos bien que en empresas grandes y complejas se han resuelto importantes problemas preguntando a los profesionales implicados en la propia línea de producción. ¿Por qué no hacer lo mismo en las administraciones públicas?

Los líderes públicos, o al menos aquellos profesionales que tenemos alguna responsabilidad sobre equipos y personas, podemos (y debemos intentarlo) esforzarnos en crear entornos en los que proponer cambios, simplificar procesos, mirar de manera distinta a los problemas clásicos, volver la vista hacia el ciudadano, sea considerado un valor y se apoyen sin fisuras estas iniciativas. Considero, sinceramente, que a nivel de pequeñas unidades, tenemos margen de maniobra, y por tanto capacidad para proponer e implementar cambios y hacer innovación, al menos de la del tipo incrementalista, o de mejora continua.

  1. Y volviendo a las barreras, pero manteniendo un enfoque positivo, ¿cómo pueden proyectos de formación, como los que desarrolláis en la Diputación de Alicante, ayudar a eliminarlas?

– Cuando un profesional, de manera voluntaria, ha aprendido algo nuevo, tiene la aspiración legítima de ponerlo en marcha, de experimentarlo; quiere demostrar que es capaz, e incluso se lo plantea como reto. Me atrevo a decir que esto es precisamente lo que valida su aprendizaje.

La innovación tiene un importante componente cultural; innovar es, sobre todo, una actitud personal, una manera de entender la vida y de enfrentar los problemas. En el sector público encontramos a grandes profesionales, que de manera vocacional se empeñan en prestar servicios de calidad a los ciudadanos.

Esta misma semana, me preguntaban si es posible formar en innovación. O desde la perspectiva más personal “formar innovadores”. Yo creo que sí, y desde dos perspectivas:

– Se puede formar (de hecho se está haciendo) en métodos y modelos para innovar. Hay que conocer los distintos tipos de innovación para saber cómo abordarla en cada caso. Cómo transformar ideas en proyectos, hacer prototipos y luego implantar. Si me lo permitís, en esta línea, recomendaría a quienes nos lean, el libro de Marcelo Lasagna, Xavier Marcet y Carmina Sánchez “Innovación Pública” Es un poco complicado conseguirlo en papel (se publicó en Chile), pero no tanto en formato digital.

– Pero si antes decíamos que la innovación es un tema cultural, de actitud vital, también podemos abordarla desde otro tipo de acciones formativas más transversales, centradas en aspectos emocionales: habilidades personales y sociales, trabajo en equipo, etc. Este tipo de formación puede ayudar a los necesarios cambios de cultura que precisa la administración pública para que sus empleados se conviertan en protagonistas de la innovación y del cambio.

  1. ¿Se puede fomentar la innovación en el sector público desde la formación?

– Se puede, se debe y de alguna forma lo estamos intentando. En la respuesta a la pregunta anterior, ya apuntamos algo en la línea de cómo hacerlo.

Si hablamos de innovación incrementalista (los puristas dicen que esto no es innovación, sino mejora continua), la formación puede ayudar a acercar experiencias exitosas de otros lugares. El benchmarking propicia la modernización y añade valor al servicio que se presta.

Para la radical, la formación puede aportar estrategia, método; se puede entrenar la creatividad para aprender a mirar los problemas desde otro enfoque, debatir y trabajar con otros en las búsquedas de nuevas respuestas a los problemas clásicos del sector público.

La innovación disruptiva es más complicada. Implica demasiados riesgos, y no sé hasta qué punto nuestros ciudadanos por un lado y los políticos con responsabilidades de gobierno por el otro, están dispuestos a asumir fracasos (consustanciales a la innovación disruptiva), y los costes de dinero público que conlleva. No digo que haya que renunciar a ella, pero sí que hay que buscar el consentimiento previo y el compromiso de asunción de los riesgos inherentes.

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Hace ya mucho tiempo que leí (disculpadme que no sea capaz de recordar con seguridad quién era el autor), que cuando las personas han finalizado un proceso de formación, con independencia de la materia tratada, ocurren tres cosas:

  • Aumenta su capacidad crítica: sé más sobre determinada materia y ello me permite opinar, debatir y discrepar cuando hay que hablar de ello.
  • Aumentan sus expectativas de rotación: he aprendido cosas nuevas que me cualifican para poder trabajar en otros departamentos; no estoy condenado a pasar toda mi vida laboral en el que estoy en la actualidad.
  • Aumentan sus expectativas de promoción: he aprendido cosas nuevas y quiero poder tener capacidad de decisión para implementarlas.

Es decir, la formación es como un motor que impulsa a las personas hacia el cambio. Lo decíamos antes; propicia que se quiera implantar “lo aprendido”, y es que las personas (recordad el cuento de los picapedreros), aspiramos a construir catedrales

  1. La gestión del conocimiento, aprendizaje informal, son aspectos de la formación que, aunque parezcan antiguos por el tiempo que se viene hablando de ellos, no dejan de estar presentes en todo proceso de innovación… ¿estás de acuerdo?

Estamos viviendo tiempos apasionantes caracterizados por importantes cambios que además se producen a tal velocidad que dan vértigo. Lo que ayer era novedoso, hoy ha quedado obsoleto. La incorporación de la tecnología a la práctica totalidad de nuestra actividad cotidiana, está cambiando las reglas del juego; en formación también.

Ya no nos sirve el modelo tradicional caracterizado por el profesor sabio que posee “todo” el conocimiento sobre una materia determinada, y así nos lo transmite. Hoy aprendemos de otra manera. Buscamos la información al margen del profesor. Accedemos a ella en tiempo real y solucionamos los problemas que se nos plantean de forma rápida gracias a la tecnología.

Hay que cambiar la mirada. El foco no ha de ser la formación (el cómo enseñar), sino el aprendizaje (cómo aprendemos los adultos). Innovar en formación hoy, pasa precisamente por potenciar el aprendizaje informal. La gran contradicción en la que nos movemos estriba en que reconocemos que el mayor nivel de aprendizaje se obtiene por vía informal (hasta un 90% dicen los expertos), y sin embargo dedicamos casi todos los recursos al aprendizaje formal (que apenas tiene un 10% de influencia en nuestro saber).

El gran reto de los departamentos de formación públicos, por tanto, lo tenemos en la creación de espacios que potencien el conocimiento organizacional, en hacer converger a los expertos de nuestra organización para que pongan en común su saber hacer, en buscar fórmulas para que los senior tutelen el aprendizaje de los noveles que se incorporan a nuestras instituciones, en el diseño de repositorios que recojan las buenas prácticas internas y externas sobre la gestión de lo público, etc. Eso es, desde mi punto de vista, gestionar el conocimiento de la organización

  1. ¿Qué papel juegan las redes sociales en todos estos procesos?

Pues yo creo que trascendental. En esa nueva manera de aprender de la que hablábamos hace un momento, las redes sociales juegan un papel crucial, aunque nuestra opinión sigue siendo que la tecnología debe estar al servicio de la pedagogía y nunca al revés.

A comienzos de 2010 salía a la luz nuestro “Proyecto Formacion 2.0” (por cierto, premio a la gestión del conocimiento de AEVAL en la convocatoria 2011-2012), que no deja de ser una reflexión conjunta sobre los cambios en todos los órdenes que debíamos implementar para ofrecer un servicio de formación acorde a los nuevos tiempos y por tanto a las necesidades actuales.

PROYECTO FORMACIÓN 2.0 y GESTIÓN CONOCIMIENTO

El uso de redes sociales para la comunicación y la gestión del conocimiento, constituye una de las 3 partes nucleares del proyecto. En esta línea, abrimos cuentas corporativas en las plataformas más usuales (en las que está nuestro público), para cubrir varios objetivos:

  • Crear repositorios de contenidos. Se trata de poner a disposición de nuestros usuarios tanto el conocimiento que se genera en el departamento por la vía de las actividades formales, como atraer nuevo conocimiento para enriquecerlo. En esta línea, el almacén de recursos de la página web, los videos del canal de youtube, las entradas al blog, las grabaciones del canal de streaming o la página de slideshare, se enriquecen poco a poco con aportaciones de colaboradores internos y externos. Es una manera de potenciar el aprendizaje informal; tened en cuenta que ante los problemas que nos encontramos cotidianamente, y la necesidad de dar respuestas inmediatas, los procesos de autoformación van adquiriendo carta de naturaleza, y nuestro papel ha de ser, en la medida de lo posible, facilitar el acceso a ese conocimiento ya filtrado y clasificado (“curado” si me permitís la expresión)
  • Fomentar la formación a través del debate. Los repositorios de los que justo hace un momento estábamos hablando, no dejan de ser espacios pasivos a los que acudir. Sin embargo, sabemos que el aprendizaje se fomenta en el debate y contraste de ideas. En esta línea, el blog y los comentarios que se suscitan en cada entrada, pretendemos que cubra este cometido. Al ser un lugar abierto, permite que pueda participar quien esté interesado en la cuestión, con independencia de su ubicación geográfica. Estaríamos facilitando, con ello, el aprendizaje social
  • Difundir el conocimiento. Facebook y Twitter son herramientas imprescindibles para ello. Tanto en un caso como en otro, permiten generar conversaciones, y por tanto aprendizaje. El canal de streaming también cumple esta función, facilitando que llegue la actividad formativa a quienes tienen más dificultad para trasladarse a los lugares donde hay formación presencial.
  • Facilitar la comunicación.La práctica totalidad de estos canales, son de “ida y vuelta”, es decir, no se trata sólo de difundir desde dentro hacia fuera, sino de recibir propuestas, comentarios, dudas, sugerencias. En el plan de comunicación externa departamental en el que estamos trabajando, tenemos muy en cuenta todas estas herramientas.
  • Soporte complementario al aprendizaje formal.En la medida que nuestros usuarios están en la red, utilizan y proponen el uso de las redes sociales para mantener su contacto y para crear espacios de aprendizaje permanente; en este sentido, cada vez es más habitual que grupos de empleados públicos con su profesor/a correspondiente, a la finalización de un curso, creen algún grupo específico en Facebook, o colaboren en grupos creados en otras redes como Goblonet, Novagob o INAP social.

Evidentemente, todo esto no sería posible sin el soporte de las redes sociales

  1. Como la innovación también pasa por integrar y mejorar los aciertos de otros, ¿qué casos de éxito en formación destacarías?

Bueno, me ponéis en una tesitura difícil, pues creo sinceramente que en el sector público hay experiencias exitosas en formación y seguro que me dejo alguna relevante.

Si hablamos de aprendizaje informal en general y de comunidades de práctica en particular, hemos de referirnos sin ningún género de dudas al programa “Compartim” del Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada (CEJFE) de la Consellería de Justicia de la Generalitat Catalana, y a su responsable Jesús Martínez, pues han sido los pioneros y el lugar de referencia al que hemos acudido muchos de nosotros a la hora de implementar cambios en la manera de entender la formación.

Aunque no se prodigan demasiado en congresos, jornadas, encuentros, etc., a mí me gusta mucho lo que hace el Instituto Asturiano de Administración Pública, Adolfo Posada, tanto en repositorios de contenidos como en comunidades (aunque ellos les llaman grupos de trabajo). También es un referente el catálogo de metodologías en el que recogen la práctica totalidad de posibilidades metodológicas que hoy existen en formación.

También en el ámbito del aprendizaje informal, es reseñable la experiencia del Instituto Andaluz de Administración Pública, con su programa “Mentores y Telémacos”, a través del que forman a jóvenes directivos a partir de la experiencia de los senior que les tutelan siguiendo las normas de un programa muy trabajado. Llevan varios años y es algo muy encomiable pues consigue que el conocimiento organizacional no se pierda.

En una línea semejante, también en el ámbito del aprendizaje experiencial, trabajan los compañeros de la Escuela de Formación e Innovación de la Administración Pública (EFIAP) de la Región de Murcia, con su programa de Estancias Formativas; consiste en enviar a un funcionario que quiere aprender, a un departamento experto en la materia, en el que le asignan un tutor y sigue un programa de aprendizaje pactado de antemano. Es como si se tratara de un becario, pero en este caso interno.

Hace un tiempo tuve ocasión de colaborar con el Ministerio de Energía y Turismo (MINETUR), y me gustó el planteamiento que tienen con una activa comunidad de aprendizaje conformada por los formadores que tienen diseminados por las direcciones provinciales.

INAP

El propio INAP, con el programa “compartir”, esta red INAP social, la plataforma para los MOOCs, etc. es también un buen ejemplo de otras maneras de entender el aprendizaje en el sector público, con la garantía que supone el papel de liderazgo que se le otorga desde cualquier ámbito de la formación pública.

Y dejadme que al menos apunte el esfuerzo de nuestro departamento de formación de la Diputación de Alicante para ir incorporando en nuestro quehacer diario iniciativas que potencien el aprendizaje informal. Nuestras comunidades de aprendizaje ya van teniendo un cierto prestigio, y prueba de ello son las consultas que, en diversos formatos, nos hacen desde otras instituciones. Sin embargo no todo son CoP. Nuestro proyecto Disraeli de gestión del conocimiento, la iniciativa de “las 10 cosas que debes saber para….”, el “Fem un café?”, las jornadas de Networking, etc. se están consolidando como herramientas básicas para aprender de otra manera.

Insisto en que hay abundantes experiencias, aunque no siempre se difunden como se merecen; una buena manera de descubrirlas es consultando los premios a la calidad de la formación que cada año otorga el INAP entre los promotores de formación para el empleo. Esa es una buena muestra de la innovación en formación que se está desarrollando.

  1. El Departamento de Formación de la Diputación de Alicante también está últimamente recibiendo muchos reconocimientos ¿de cuál de ellos os sentís mas orgullosos?

Esto es como si me preguntáis a quién quiero más de mis hijos, jajajaja….

En realidad nos sentimos muy orgullosos de todos ellos, pues en todos los casos suponen un reconocimiento a un esfuerzo mantenido por hacer las cosas bien.

Sin embargo, en función de sus características, sí hay algunos que –al menos desde mi punto de vista- tienen un significado especial. En esa línea, en el premio “Capital Humano 2005” en la categoría de “política estratégica de formación y desarrollo”, o en el de “Mejores Prácticas en RR.HH” del grupo CEGOS con Equipos_Talento, que conseguimos en 2010 (primera edición) y que ahora, en 2015, hemos vuelto a ganar, competimos con empresas privadas; este tipo de empresas nos hacen de espejo en el que podernos mirar, y nos devuelven una imagen de nosotros mismos que nos hace sentir especialmente bien, superando los tópicos que dicen que en las administraciones públicas lo hacemos peor, que tenemos que aprender de la privada, etc. Para que os hagáis una idea, en el de este año compartimos premios con corporaciones como el Banco de Santander o Telefónica, con quienes hemos competido de tú a tú.

premios

También recordamos de manera especial el que obtuvimos en 2005 del gobierno de La Rioja “Buenas Prácticas en Calidad”, en el marco del “Congreso  de Calidad y Mejores prácticas en las Administraciones Públicas», por el trabajo «Gestión por procesos e indicadores de gestión y evaluación», pues el premio consistió en un viaje de placer por aquellas tierras.

En cualquier caso, los premios tienen una componente motivadora importante para el equipo. Los reconocimientos siempre son buenos, pero parece que cuando vienen de fuera, tienen más impacto dentro, pues se les otorga mayor credibilidad.

  1. Por último nos gustaría acabar con algún consejo basado en tu experiencia ¿qué pasos debería seguir nuestra administración para ser más innovadora?

Pues casi terminaría como empecé, y os diría que, desde mi punto de vista, lo mejor es “dejar hacer”. Nuestras administraciones deben escuchar a los profesionales que hay dentro y que tienen interés por trabajar de manera distinta y con voluntad de servir a los ciudadanos de forma eficiente y con calidad. Hay que potenciar la creación de “células de innovación”, asumiendo los riesgos innatos a cualquier proceso innovador.

No soy muy partidario de crear superestructuras dedicadas a la innovación. En la mayoría de los casos, y en la medida que se burocratizan, acaban haciendo muchos planes, pero no llevando a término ninguno. La innovación por decreto no funciona.

Muy al contrario y parafraseando a Alberto Ortiz, diría que nuestras organizaciones públicas deben fomentar la aparición en su seno de funcionarios 007 a los que conceder licencia para innovar.

¡¡Muchas gracias!!

COMUNIDADES DE APRENDIZAJE EN ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: BENEFICIOS Y DIFICULTADES

En varias ocasiones que he tenido intervenciones públicas explicando nuestro modelo de comunidades de aprendizaje, y sobre todo las últimas veces, se me ha preguntado tanto por los beneficios que esta faceta formativa aporta, cuanto por las dificultades que venimos encontrando en su desarrollo. Ello me ha hecho reflexionar sobre el asunto, pensar sobre las claves del éxito de algunas y también sobre aquellas otras cuyos resultados han sido más discretos.

Seguro que hay más beneficios y también más dificultades, pero os apunto los que identifico a partir de nuestra experiencia

¿Qué beneficios aportan las comunidades de práctica a la Administración Pública?

Diría que se obtienen de las CoP, al menos, 3 tipos de beneficios, tanto para las personas que han trabajado en ellas como para sus organizaciones de pertenencia:

. Aprendizaje: o quizá mejor, aprendizajes….. Aprenden sobre la materia objeto de la CoP; a lo largo de los debates y como fruto de la interacción, van incorporando, sin duda, nuevos conocimientos a su bagaje. Pero aprenden también habilidades: a escuchar, a debatir, a trabajar en equipo, a sintetizar, a negociar, a comunicar …… Y todavía habría un tercer aprendizaje, relacionado con el desarrollo de sus capacidades digitales, en la medida que han tenido que moverse por la red, buscar, filtrar, clasificar y curar información, utilizar distintas herramientas de trabajo colaborativo: wikis, google drive, o de compartir e iterrelacionar: dropbox, skype, hangout … escribir en blogs, moverse en la plataforma Moodle, etc.

. Productos: una de las características de nuestras comunidades de aprendizaje es que se comprometen, a lo largo de la misma, a realizar un “entregable” (en el formato que sea), entendido como producto final y resultado del compromiso conjunto que adquirieron cuando se configuraron como comunidad y se plantearon el objetivo de la misma.

Estos productos, además, se comparten luego con el resto de los profesionales de los ayuntamientos de la provincia y se cuelgan en Internet para que puedan ser consultados y descargados libremente por quienes pudieran estar interesados en la materia de que se trate.

Nos vamos dotando, pues, de textos, guías, portales, manuales de diversas disciplinas, muy útiles para la organización y para el autoaprendizaje de otros empleados

. Creación de redes: aunque la CoP tiene un periodo “formal” de vida, nuestra experiencia nos demuestra que –en la práctica totalidad de casos- los miembros de la comunidad siguen conectados, bien para trabajar en otro tema, para profundizar en el mismo o incluso simplemente para relacionarse de manera virtual y también presencial para otras cuestiones. En todo caso, como digo, queda establecida una red a la que la organización puede acudir en un momento dado para encargar algún trabajo, o la propia red, en la medida que está viva, puede proponer nuevas reflexiones sobre cualquier temática

¿Cuáles son las dificultades a las que se enfrenta la Administración Pública para trabajar en comunidades de práctica?

En cuanto a las dificultades, en general, para trabajar con esta metodología, señalaría algunas que me vienen a bote pronto:

– Participación: entre sesión presencial y sesión presencial, cuando hay que trabajar on line, hay una parte del grupo que se relaja, y se cumple lo que los estudiosos del tema nos dicen respecto a la tipología participativa habitual. Se dan tres perfiles, a saber: el núcleo duro (siempre disponible) compuesto por no más de 3 o 4 personas muy proactivas, un primer círculo concéntrico conformado por los reactivos (hacen si se le pide directamente), y los periféricos, que suelen ser meros «voyeur«.

Cuando el resultado final está totalmente vinculado al trabajo colectivo, éste se resiente si hay falta de participación

– Falta de cultura 2.0: habitualmente identificamos formación y aprendizaje con un modelo demasiado habitual, consistente en que uno habla y muchos escuchan (en el mejor de los casos), por lo que, culturalmente, a veces, cuesta aceptar que en las CoP, el papel activo no lo tiene el profesor, sino el participante, cuestión, por otra parte, que intentamos trasladar a toda la formación.

En este sentido, los empleados en general son más reticentes a inscribirse en una comunidad que en un curso “formal”.

Por otra parte, sigue pesando mucho la identificación de comunidad, grupo de trabajo, formación, etc. con “presencialidad”. Sigue siendo una dificultad el desconocimiento del uso de herramientas digitales imprescindibles, o incluso usar para cosas serias y que tienen que ver con el trabajo, redes a las que se identifica más con el ocio

– Grado de «expertez» de los participantes: cuando hablo de nuestras comunidades de aprendizaje, y también cuando he escrito sobre ellas se suele suscitar la pregunta: ¿Cabemos todos en una CoP?; mi contestación es que no. Creo que esta metodología de trabajo y de aprendizaje tiene mucho más sentido y mejores resultados si quienes participan en ellas son expertos en sus respectivas materias; en esa línea, quien tiene gran experiencia en su puesto de trabajo, aporta (y recibe) más que alguien que es nuevo en la organización o que acaba de aterrizar en un nuevo puesto.

¿Qué opinas? ¿Qué beneficios y dificultades añadirías?

INNOVANDO EN FORMACIÓN PÚBLICA

innovacion_públicaEl departamento de formación de la diputación de Alicante, inició a finales de 2009 un proceso de reflexión estratégica para determinar cómo abordar el futuro del servicio de formación que se presta desde el mismo a los empleados públicos de los ayuntamientos de la provincia y de la propia diputación y sus organismos autónomos.

Internet en general y la web 2.0 en particular han modificado radicalmente los sistemas de acceso a la información y las maneras de convertirla en conocimiento, no solo por su vertiente tecnológica sino también por la componente colaborativa que se ha puesto en valor.

En esa reflexión estratégica a la que me refiero, vimos que los modelos tradicionales de enseñanza aprendizaje que estábamos ofreciendo, devenían en obsoletos a velocidad de vértigo. Ya no nos servía el “profesor sabio”, depositario del conocimiento que lo transmite al “alumno ignorante”. Nuestra capacidad de resolver con éxito las cuestiones laborales que se suscitan a diario en nuestros respectivos puestos de trabajo, dependen del aprendizaje experiencial y social en su mayor parte, suponiendo el formal una mínima expresión del mismo.

En esta tesitura, nace nuestro proyecto Formación 2.0 (premio AEVAL a la gestión del conocimiento en la convocatoria 2011), cuya hoja de ruta nos dirige hacia la puesta en marcha de actividades formativas con formatos innovadores tendentes a remotivar a nuestros empleados públicos y a potenciar y poner en valor su conocimiento particular y organizacional. Esto, unido a nuestra manera de entender la innovación como uno de los valores del departamento, nos ha llevado a poner en marcha distintas experiencias innovadoras que, de manera resumida, señalamos a continuación:

Jornadas de Networking

networkingPretendemos, con ellas, poner en valor el conocimiento y la experiencia de los técnicos informáticos de nuestros municipios, de manera que puedan debatir y encontrar soluciones viables y eficientes a los problemas que se les plantean de forma cotidiana.

Hasta el día de hoy, se han realizado 17 jornadas de medio día de duración, en las que se proponen una o varias soluciones, presentadas por un técnico informático de un ayuntamiento o de una empresa del ramo, y en la que primamos espacios para la conversación, clave del networking.

Pedro Saiz es el alma mater de este proyecto y la selección de las temáticas que se tratan se deciden de forma colaborativa entre los interesados, bien en las reuniones presenciales hechas al efecto, bien a través de la comunidad que tienen establecida en nuestra plataforma Moodle.

Fem un café?

Esta iniciativa fue puesta en marcha por el profesor y traductor de valenciano, David Azorín, como un modo informal, dinámico y social de aprender y practicar esta lengua. Consiste en poner en común a gente con un mismo interés: aprender o practicar valenciano, y nuestra labor es favorecer esos espacios de encuentro entre ellos. Es una iniciativa que propicia aprendizaje, pero también red, y eso siempre beneficia a la organización.

Aquí se ha puesto en marcha para potenciar el aprendizaje y perfeccionamiento del valenciano, pero obviamente es aplicable a cualquier otro idioma y por qué no, a otras disciplinas.

Comunidades de aprendizaje

Se trata posiblemente de nuestra experiencia más sólida, tanto por el tiempo que lleva en marcha (es el 5º ejercicio que las incluimos en nuestro plan), como por los resultados que se están dando, en términos de aprendizaje y también de productos (entregables) que encontrarás en nuestro almacén de recursos.

Nuestras CoP  son, básicamente, grupos de profesionales expertos que trabajan (aprenden colaborativamente) en la elaboración de una guía, protocolo, recurso … determinado que luego ponen a disposición de la comunidad. Las características definitorias de las mismas las habrás visto en la receta del video anterior

Con relativa frecuencia nos piden que hablemos de ellas en otros foros, por lo que ya comienza a haber cierta “literatura”. Si tienes interés por conocerlas mejor, aquí puedes obtener mayor información o bien contacta con nosotros.

Proyecto Disraeli

A iniciativa de Rafa Lifante, este proyecto consiste en crear una cadena entre trabajadores que permita sacar a la luz sus destrezas y habilidades. De este modo, se pone en común un conocimiento que hasta ahora permanecía oculto, y se promueven las relaciones entre el personal de la institución.

adhesivo_disraeliDisraeli también está teniendo mucho recorrido, aunque es muy joven (se inició en Enero de 2014) y cada vez son más las instituciones interesadas. Fue premiado por el INAP en unas jornadas de innovación y recientemente acaba de ser premiado (te estoy dando la primicia) en la 5ª edición de los premios Cegos y Equipos&Talento en la categoría Formación y Desarrollo

En este artículo, podrás encontrar más y mejor información y, en todo caso, puedes contactar con nosotros en el departamento de formación de la diputación de Alicante y con mucho gusto hablaremos de Disraeli. Puedes visitar también su sitio de Facebook y de Youtube

Las diez cosas que debes saber

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Se trata de un proyecto puesto en marcha muy recientemente, dentro de este año 2015 y es tan sencillo como potente.

Son píldoras formativas en formato de PowerPoint, con una estructura determinada tanto en el aspecto formal como en el de contenido; en un número limitado de diapositivas hay que explicar una cuestión (receta) práctica sobre cualquier materia de interés en el ámbito público, con la peculiaridad de que son nuestros profesores colaboradores los que preparan los decálogos sobre los temas que dominan, para compartirlos de forma desinteresada en nuestro canal de Slideshare.

Trata de ser un repositorio abierto de contenidos, al servicio de quien le interese. Por cierto ¿quieres participar? ¿Nos haces alguna propuesta? La forma de hacerlo verás que es muy sencilla.

Pensamos que todos estos proyectos son innovadores, y clara expresión de lo que nosotros entendemos que debe ser la cultura innovadora. Hace un tiempo escribíamos un post bajo el título “Rasgos de la cultura innovadora” en el que intentábamos explicar nuestra manera de ser y actuar como equipo.

Y una última cosa; la clave de la innovación son (somos) las personas. La innovación es, más que nada, una actitud y una manera de entender lo público.

Nota: este post es el compendio de otro publicado por nuestra compañera Itziar Esteban en el blog del departamento, y de un breve artículo escrito a raíz de mi participación en unas jornadas de innovación en la Universidad de Murcia el mes pasado

REGAL. La nueva propuesta del CEJFE

El martes pasado, día 25, Concha Cano y yo, tuvimos ocasión de participar en Barcelona, en la IX Jornada Compartim, dedicada, este año, a la presentación de la iniciativa REGAL (Rol de l´E-moderador com a Gestor i Agent d´aprenentatge al Lloc de treball), una nueva figura sobra la que los compañeros del CEJFE (Centro de estudios jurídicos y formación especializada) han estado trabajando desde comienzos de año, con la ayuda, en la moderación del grupo, de Manel Muntada, consultor artesano con el que también hemos tenido ocasión de trabajar.

No quería, en este post, centrarme demasiado y explicar el contenido de la jornada, dado que Jesús Martínez, el responsable de nuevos programas formativos del CEJFE, ya lo ha hecho en otro post de su blog, y porque, además, los interesados, podréis acceder a las grabaciones de las diversas intervenciones que se colgaran del canal de televisión de este centro

En todo caso, un breve comentario respecto a la conferencia de apertura, desarrollada por Maite Darceles y que reflexionó sobre la necesidad de superar los modelos organizativos nacidos de la revolución industrial, a los que denomina maquínicos, y que perduran en nuestro mundo empresarial y público, para pasar a otros más centrados en las personas y que son los que precisa la sociedad del conocimiento actual. En sus guías para la transformación podréis encontrar toda la información sobre este potente discurso.

La guía REGAL, cuya presentación era el motivo principal de esta convocatoria, pretende hacer un primer acercamiento a una nueva figura que necesitan nuestras instituciones. Sería algo así, como un gestor del conocimiento organizacional. En los tiempos actuales, la formación formal que hemos venido ofertando desde los departamentos de formación, está quedando obsoleta. Lo hemos explicado ya en diversas ocasiones; en el mundo que nos ha tocado vivir, la tecnología está facilitando el acceso a la información, de tal forma que, para «aprender», ya no necesitamos de un profesor que, en un aula, comparta sus saberes con nosotros. El aprendizaje informal, está tomando carta de naturaleza; si reflexionamos sobre las habilidades que tenemos, observaremos que las hemos adquirido sobre todo a partir de nuestra experiencia y también gracias a la interrelación con los otros (aprendizaje social), y muy poco a través de las vías formales de enseñanza/aprendizaje, sean estas presenciales o en aulas virtuales.

En este sentido, el conocimiento capaz de resolver los problemas que cotidianamente surgen en nuestro entorno laboral, está mayoritariamente, dentro de la propia organización, y lo sustentan las personas que pertenecen a ella. Es nuestra obligación sacarlo a flote, para que se comparta y a nivel colectivo, nos enriquezcamos intelectualmente con él.

Es precisamente en este contexto, en el que, figuras como el «regal» tienen todo el sentido.

Apuntan en la guía, cuatro roles básicos de este «agente del conocimiento»:

  • Impulsor de escenarios de colaboración: crear y dinamizar espacios en los que las personas se conozcan, conversen y colaboren en proyectos y resuelvan problemas a partir de su experiencia compartida
  • Conector de personas: identificar a las personas con experiencias similares y/o complementarias para hacer que se conozcan y relacionen
  • Facilitador de aprendizajes: hacer visible el conocimiento latente y las experiencias profesionales de los miembros de la organización, de manera que se generen situaciones y oportunidades de aprendizaje
  • Curador de contenidos: buscar, seleccionar y filtrar información relevante para el aprendizaje y desarrollo profesional, para organizarla, distribuirla y hacerla accesible a los destinatarios que la precisan. El curador de contenidos debe ser un intermediario crítico del conocimiento.

Para el desempeño de estos roles con eficacia, sugiere la guía cuatro capacidades básicas:

  • Comunicación
  • Planificación
  • Intraemprendiduría término acuñado para señalar a los profesionales que lideran la innovación desde dentro de una organización
  • Radar-explorador, es decir, detectar y seleccionar información sobre experiencias, herramientas, etc. relacionadas con la gestión del conocimiento

En cuanto al proceso de implantación que proponen, serían pasos semejantes a los de hacer una película; me explico:

  1. Buscar los escenarios, es decir, detectar aquellas unidades y/o departamentos que por su cultura, funcionamiento, etc., tengan mejor disposición para la puesta en marcha de experiencias de estas características
  2. Hacer el casting. Localizar en esas unidades a los profesionales que ya tengan algunas de las características del perfil regal
  3. Convencer al productor, o dicho de otra manera, buscar el patrocinio directivo. Hay que conseguir el apoyo, impulso y complicidad de los jefes.
  4. Empezar el rodaje, es decir,poner en marcha la correspondiente comunidad de prácticas
  5. Montaje de la película, entendiendo por ello la necesaria fase de seguimiento, evaluación y validación de resultados.

Me gustaron mucho las palabras de clausura de la jornada de Jesús Martínez, apelando a las distintas responsabilidades de los allí presentes:

A los gestores de formación, nos recordó que la agenda se nos está complicando y que ya no nos valen las métricas clásicas: nº de ediciones, horas lectivas, alumnos formados…..Nos conminó a ser proactivos y trabajar en la gestión del aprendizaje y del conocimiento de nuestras respectivas organizaciones.

En cuanto a los directivos, y recordando la conferencia inaugural, nos aconsejó centrar nuestro rol en la participación, poniendo en valor el conocimiento de las personas y abandonar los roles más tradicionales basados únicamente en el control

Y al público en general, empleados públicos, nos habló de la importancia de entender la administración ante todo como servicio público, esforzándonos por mejorar nuestro desempeño

Ah!!, y el papel de Dani Giménez como animador de la jornada, ejemplificando el conocimiento oculto con la planta de los cacahuetes, genial, tal cual es él. Tomo nota de estas habilidades 🙂

Una vez más, el equipo de nuevos programas formativos del CEJFE, con Jesús Martínez al frente, lidera un nuevo proyecto que, sin duda, va a convertirse en referente y, por tanto, en espejo en el que mirarnos (como ya hicimos anteriormente a la hora de poner en marcha comunidades de aprendizaje y de prácticas). Seguiréis siendo, pues, una fuente en la que poder seguir bebiendo agua fresca.

Mi enhorabuena al equipo de más de 30 personas que han trabajado en este importante y necesario perfil y que ponen a nuestra disposición esta guía, y mis felicitaciones especiales a las dos personas que lo han liderado, cada uno desde su responsabilidad: Manel Muntada y Jesús Martínez.

¡¡Muchas gracias!!

Nota: esta entrada fue publicada originariamente en el blog de formación de la Diputación de Alicante

El cambio de paradigma de la formación

Hace ya más de un mes, tuve ocasión de participar en Barcelona en el CIEDO 2014, congreso de carácter internacional que, cada dos años, y desde 2010, viene congregando a profesionales de los ámbitos académicos, empresarial y de la administración pública que nos dedicamos (o nos preocupa) la formación corporativa y la gestión del conocimiento en las organizaciones, bien desde una perspectiva de estudio e investigación, bien desde la gestión propiamente dicha.

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Este congreso lo organiza el grupo EDO (Equipo de Desarrollo Organizacional) de la Universidad autónoma de Barcelona y la Generalitat de Catalunya a través del CEJFE (Centro de estudios jurídicos y formación especializada) y de la EAPC (Escuela de administración pública de Cataluña).

Aprovechando la convocatoria del congreso, estos centros formativos de la Generalitat, organizaron una actividad precongresual la tarde del 13 de Mayo, bajo el título de «Sesión de debate sobre el futuro de la formación corporativa y del aprendizaje en las organizaciones«, a la que tuve el honor de ser invitado. En el anterior CIEDO en 2012, también se programó una actividad parecida, en la que participé de forma telemática, a través de conexión por skype, pero este año he podido estar presencialmente, y estoy encantado de ello.

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Compartí mesa con Fulgen Aledo, subdirector de formación y selección del Instituto Vasco de Administración Pública, Juan Carlos González, subdirector de programas formativos de la administración local del INAP, Joaquín Gairín, catedrático de la UAB y director del grupo EDO, Jesús Martínez, responsable de formación directiva y nuevos programas del CEJFE, Laia Martín, responsable de aprendizaje electrónico del Instituto de Seguridad Pública de Cataluña y Lluis Ràfols, jefe de servicio de formación continua de la EAPC, magistralmente moderados por Mireia Plana, jefa de sección de diseño y programas de la EAPC.

Ya desde unos días antes, y vía correo electrónico, estuvimos poniendo en común nuestra visión sobre el futuro de la formación, lo que nos sirvió para saber cómo íbamos a centrar cada uno nuestras breves intervenciones. Yo creo que coincidimos en lo básico, y es que efectivamente estamos ante un cambio de paradigma que tendría que ver con el paso de la formación al aprendizaje, o lo que es lo mismo, cambiar la mirada hacia las demandas que nos plantea el empleado público de hoy, y dejar de pensar únicamente en la oferta formativa formal que hacemos. De manera sintética, se apuntó lo siguiente:

  • – Gestionar el modelo actual de formación: está claro que debemos seguir haciendo formación formal, aunque ha de ser cada vez menos nuestra actividad nuclear. Si las tendencias no cambian, pasará a ser una tarea residual que, no obstante, hemos de resolverla con calidad metodológica en formatos de formación-acción e incorporando recursos 2.0
  • – Potenciar los espacios colaborativos: en el entorno de nuestras organizaciones hemos de ir creando espacios y redes de colaboración que permitan el intercambio y el aprendizaje entre pares. Es también nuestra función facilitar la creación de equipos innovadores y apuntamos el modelo de CoPs: comunidades de práctica y/o aprendizaje (grupos de trabajo en otras organizaciones), como un formato que está dando muy buenos resultados en lo que al aprendizaje colaborativo se refiere.
  • – Promover bancos de conocimiento: si estamos de acuerdo en el cambio de paradigma, compartiremos también la necesidad de ir creando repositorios de materiales en diversos soportes, que faciliten el aprendizaje autónomo de nuestros empleados. Por lo tanto cobraran nuevo valor en nuestras organizaciones nuevos roles de «curadores de contenidos» frente a los clásicos de profesor y/o tutor.
  • – Crear nuevos sistemas de acreditación de competencias: como ya venimos apuntando en foros de este estilo desde hace unos años, corremos el peligro (los departamentos de formación) de convertirnos en expendedores de diplomas, que cada vez tendrán menos valor, dado que únicamente atestiguan la participación de un empleado en una actividad formativa determinada; en el mejor de los casos pueden acreditar el «cuánto sabes», pero lo que necesitamos ahora es certificar la competencia en términos de «qué sabes solucionar»
  • – Intervención de la ciudadanía: si la misión de la administración pública en general es el servicio al ciudadano y la de nuestros departamentos en particular la de asegurar la calidad de esos servicios mediante la profesionalización permanente de los empleados públicos, es necesario incorporar la voz del ciudadano a la hora de establecer las necesidades formativas. Solo desde una actitud de transparencia y abiertos a la participación y colaboración de la ciudadanía, será posible cumplir con eficiencia nuestro cometido.

En cuanto al propio Congreso, que tuvo lugar los días 14, 15 y 16, además de tener la oportunidad de escuchar a conferenciantes de la talla de Joan Majó, Jane Hart, Tom Young o Sarah Cummings (no pude estar en la última de Karen E. Watkins), participé en el simposio 8. «Legado e impacto organizacional de las comunidades de práctica en la administración pública».

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En este simposio coordinado por José Luis Muñoz Moreno, tuve el privilegio de actuar como telonero de dos grandes profesionales, expertos en CoPs de los que tanto he aprendido a lo largo de estos años: Jesús Martínez, impulsor del programa «Compartim», referente primero cuando hablamos de comunidades de prácticas en el sector público y Dani Giménez Roig, que, con ese estilo tan suyo y con entusiasmo contagioso, las puso en marcha (y las mantiene) en la agencia de salud pública de Cataluña. Presenté una ponencia denominada «10 lecciones aprendidas sobre CoPs», en la que pretendo recoger la experiencia de estos 3 años que llevamos trabajando con esta metodología. Todas estas ponencias las encontraréis -de momento- en «formato papel» en el libro de ponencias del Congreso «Organizaciones que aprenden y generan conocimiento», y del desarrollo de la sesión, escribió, in situ, un buen resumen Josu Uztarroz en su blog que os situará perfectamente en los temas tratados.

Encuentros como éste, son oportunidades únicas de compartir inquietudes y proyectos con grandes profesionales. Se habla de aprendizaje informal en las salas, pero se practica en los pasillos, cafeterías y hoteles. Conoces a personas que hasta entonces sólo habías visto virtualmente y, en definitiva, son momentos privilegiados para el propio aprendizaje.

Os dejo las conclusiones

 

 

Rasgos de la cultura innovadora

En mi anterior entrada, os anunciaba la celebración de unas Jornadas de Innovación Pública en Málaga. Pues bien, ya de vuelta, en el blog profesional, he escrito unas líneas intentando hablar de los rasgos definitorios de nuestra manera de innovar. Dado que el público de uno y otro blog no son coincidentes, me permito replicarlo aquí

los cinco en Málaga. Premios

Los pasados días 31 de Marzo y 1 de Abril, hemos estado en Málaga, participando muy activamente en las Jornadas de Innovación en la Administración que el Ayuntamiento de la ciudad y el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) organizaron.

Me permito hablar de participación muy activa, pues como departamento de formación hemos tenido presencia en varios apartados:

Por un lado, recogiendo los dos galardones que habíamos conseguido en la última convocatoria del INAP de «Calidad de la Formación para el empleo» y de los que ya os hablé en su momento en otro post.

También estuvimos en la sesión de «8 buenas prácticas», toda vez que nos seleccionaron para que explicáramos nuestro modelo de comunidades de aprendizaje

 Pero lo que en realidad motiva escribir estas líneas, es que tuvimos doble presencia en la sesión de Pecha Kucha 20×20 de proyectos innovadores. El INAP seleccionó 14 ideas de las casi 30 recibidas, y entre ellas, las dos nuestras:

  • fem un café– «Fem un Café» de David Azorín, en la que sugiere una manera de aprender valenciano a partir de propiciar el encuentro entre personas que lo dominan con las que lo quieren aprender; con ello, está potenciando los ámbitos de aprendizaje informal, favoreciendo el establecimiento de redes de colaboración y creación de nuevos lazos interdepartamentales y de forma horizontal en nuestra Institución.
  • proyecto disraeli«Proyecto Disraeli» de Rafa Lifante, iniciativa que pone en valor el saber hacer, no necesariamente ligado al puesto de trabajo, de las personas de la organización, con el fin de que se conozca y se utilice. Lo que se consigue con ello, no es tanto un «repositorio» de habilidades que forman parte del conocimiento organizacional (que también) sino que se cohesione la organización con la creación de estas nuevas redes de colaboración. Por cierto, ésta recibió el primer premio, por votación de los asistentes

No quiero detallarlas más, pues he pedido a sus respectivos ideólogos que nos escriban un post cada uno relatándolas, de tal forma que los lectores de este blog obtengáis la información de primerísima mano.

Las iniciativas son distintas, evidentemente. Sin embargo, tanto la semana pasada hablando con ellos mientras preparaban las respectivas presentaciones, como viéndolas luego en Málaga, rumiaba sobre ellas e iba tomando conciencia de las enormes coincidencias en los valores que representan y que, quiero pensar, tienen que ver con la cultura corporativa de nuestro departamento, los valores que nos mueven y -por tanto- la propia concepción que tenemos sobre la innovación. Voy pues, a intentar explicar estos rasgos comunes:

– Sencillez: en ambos casos se trata de iniciativas muy potentes, pero realmente sencillas, sin alharacas tecnológicas. Si me permitís la expresión, son muy pedestres, van muy a ras de tierra, y ni siquiera van de abajo hacia arriba, sino que se crean por y para la base de la organización. Esta misma sencillez, las hace fortísimas en cuanto a su permanencia

– Viabilidad: en muchas ocasiones nos encontramos con ideas innovadoras muy imaginativas, pero que no pasan de ser eso, una idea. A veces los objetivos perseguidos son tan altos e inalcanzables, que devienen en inviables. Estas dos iniciativas no solo son viables, sino que ambas ya se han puesto en marcha. Por tanto ¿Qué mejor prueba de viabilidad?

– Eficiencia: desde mi punto de vista, innovación y eficiencia, deben conformar un binomio indivisible; es también muy frecuente encontrar ideas innovadoras que, para su puesta en marcha, precisan de grandes inversiones y recursos tecnológicos. Ello no las invalida, pero el valor que aportan es relativo. Tanto «Fem un café» como el «Proyecto Disraeli» son sencillamente a coste cero. Son fruto del esfuerzo personal de la gente implicada, y los recursos utilizados son siempre abiertos y gratuitos

– Transferibilidad: en un doble sentido. Por un lado porque, tal cual, pueden ser «copiadas» por cualquier otra organización, y por otro, porque, en ambos casos, son susceptibles de modificaciones y ajustes de tal manera que pueden aplicarse a cualquier otro ámbito. «Fem un café» ha nacido con vocación de favorecer el aprendizaje y uso del valenciano, pero puede aplicarse a cualquier otro idioma o al aprendizaje de otra materia. Disraeli puede aplicarse a cualquier organización, o usarse para conectar instituciones, o llevarse al ámbito escolar, por ejemplo … (alguna vuelta le estamos dando a estas variantes)

– Humanismo: no sé bien qué vocablo utilizar, pero lo que quiero plasmar es que son iniciativas pensadas y dirigidas a, por y para las personas. Piensan en personas y actúan sobre personas; no estamos pensando ni siquiera en puestos de trabajo. Están pues, más centradas en lo emocional que en lo racional. Son experiencias orgánicas que diría el amigo Manel Muntada

– Horizontalidad: ambas experiencias se ponen en marcha al margen de la jerarquía. No cuentan con ella más allá de los «permisos» pertinentes, y fomentan (ambas) la creación de redes entre iguales dentro de la organización; más allá del puesto de trabajo que ocupe cada uno, la jerarquía queda diluída en estas nuevas relaciones

– Dospuntocerismo: en ambos casos se parte de la premisa de personas colaborando, en horizontal, aportando cada uno al otro (a los demás) lo que sabe, su experiencia, y en actitud de aprendizaje mutuo. ¿No es (debería ser) ésta la esencia de los mundos 2.0?

– Aprendizaje informal: se dice, se insiste, e incluso se intenta demostrar empíricamente, que lo que sabemos, entendiendo por saber la capacidad que tenemos para resolver problemas de nuestro trabajo y de la vida cotidiana, lo hemos obtenido, en al menos un 80%, por vía informal. Pues bien, estas dos experiencias no harían sino crear las condiciones, fomentar un ecosistema, para que ese aprendizaje infomal se produzca.

– Equipo: Son ideas que han propuesto, a título individual, dos personas, sí; sin embargo, en ambos casos, el equipo del departamento las ha asumido como suyas, es decir, del colectivo. También esto es así, porque los propios autores sienten que su pertenencia a este equipo les faculta a ello. Cuando plantamos un árbol, o sembramos una semilla, su crecimiento depende de que hayamos ejecutado los pasos pertinentes en cuanto a la estación del año, forma de sembrar, herramientas utilizadas…. pero sabemos que su desarrollo quedará condicionado al terreno que hayamos elegido, sus nutrientes, el abono que tenga, los riegos pertinentes…., y ese lugar de cultivo es, tiene que ser, sin duda, el equipo. Os confieso que una de las cosas que más me han gustado (emocionado) de la estancia en Málaga a la que al principio me refiero, es que las personas con las que hemos interactuado, hablaban permanentemente de nosotros como grupo: el equipo de Alicante, la delegación de Alicante, la Diputación de Alicante…. Quiero pensar que, algo habrán percibido que a nosotros mismos se nos escapa, que hace que nos sientan así.

¿Se te ocurre algún otro rasgo que nos ayude a cerrar el decálogo?….¿Nos lo dices?….